Decenas de especies de plantas, hierbas y arbustos consiguen sobrevivir a la aridez del desierto de Atacama, en Chile. Una región árida, considerada uno de los lugares más secos del planeta.
La falta de agua y la altísima cantidad de radiación dan lugar a suelos con pocos nutrientes, lo que dificulta aún más la vida de la vegetación local.
Sin embargo, las estrategias de estas plantas muestran cómo son capaces de responder al clima con mecanismos de adaptación que les permiten sobrevivir a este entorno hostil.
Para comprender mejor estos mecanismos, los investigadores llevan diez años analizando las adaptaciones genéticas de estas plantas para entender cómo, en un caso futuro, los humanos podemos adaptarnos a zonas más secas. En el grupo participaron investigadores de diferentes campos: botánicos, ecólogos, microbiólogos, especialistas en evolución y genoma, etc. El equipo analizó la secuencia genética de 32 especies de plantas.
Estas especies se compararon con otras genéticamente similares pero que no habían sufrido el proceso de adaptación en esta zona.
Mutaciones para promover la fotosíntesis y fortalecer el suelo
Entre los resultados, el equipo identificó mutaciones en 265 genes presentes en las especies analizadas, posiblemente derivadas de este proceso de adaptación. Muchos de ellos pueden asociarse a la necesidad de la fotosíntesis.
Los investigadores también descubrieron que las especies de plantas cultivan bacterias en el suelo alrededor de sus raíces para mejorar la absorción de nitrógeno. El descubrimiento resultó ser un hallazgo importante para el desarrollo de cultivos más resistentes en zonas de creciente desertificación.
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