Guardabosques revela la vida secreta de los árboles

Libro revela formas de comunicación, vida social y el desarrollo en comunidad de los árboles

Los árboles son seres silenciosos, pero con una vida social activa, pueden contar, aprender y recordar, cuidan de los amigos, se alertan unos a otros cuando hay peligro enviando señales eléctricas a través de una red fungal desde sus raíces y procuran, por alguna razón, alimentar las raíces de árboles que murieron tiempo atrás. Peter Wohlleben, un silvicultor alemán ha escrito un libro que ya ha vendido más de 320 mil copias, en el que explica el, casi mágico, mundo de los árboles, un entorno verde en el que la amistad, el amor y la vida se expresan con otro lenguaje. Wohlleben lo entiende bien, por esa razón en su libro no utilizó términos científicos y retrató a los árboles con características antropormorfas, acercando en cada página al lector, al mundo secreto de los bosques.

En su libro «La vida oculta de los árboles: qué sienten y cómo se comunican – Descubrimientos de un mundo secreto«, Wohlleben comparte con las personas una dimensión desconocida del bosque. En el libro se recogen historias de árboles que experimentan la vida de forma similar a los humanos «los árboles viven con sus hijos, se comunican con ellos y les protegen mientras crecen, comparten nutrientes con los que están enfermos y crean un ecosistema que mitiga el impacto del frío o calor extremos para todo el grupo. Como resultado de esas interacciones, los árboles en una familia o comunidad pueden vivir hasta llegar a ser muy viejos«.

Wohlleben indica cómo un árbol aleja sus ramas de otro para no bloquear la luz del sol; la «amistad» puede sentirse al caminar en el bosque, y el «amor» o el apego por el compañero también. El silvicultor, al encontrar una pareja de árboles indica: «a veces, parejas como esta están tan interconectadas en la raíz, que cuando un árbol muere, el otro también muere». En su libro Peter revela cómo los árboles tienen la capacidad de comunicarse entre sí y crear relaciones sociales.

En su trabajo, Wohlleben ha aprendido mucho sobre los árboles. Sus investigaciones lo llevaron a visitar distintos bosques privados de Suiza y Alemania, tras su investigación expresó su asombro: «Ellos tenían árboles verdaderamente gruesos y viejos… Trataban a su bosque mucho más afectuosamente, y la madera que producían era más valiosa».

El silvicultor fue aprendiendo que los árboles funcionan menos como individuos y más como seres comunales, son organismos que comparten recursos y juntos incrementan su capacidad de hacer frente a las amenazas.

En Alemania se suele espaciar artificialmente los árboles, para garantizar que reciban más luz del sol y crezcan con mayor rapidez, pero los naturalistas indican que al separarlos demasiado pueden quedar desconectados de sus redes y podrían crearse interferencias en sus mecanismos de defensa y adaptabilidad.

Wohlleben cree que las prácticas amigables con el medio ambiente son económicamente sostenibles y lo ha probado en su trabajo. Administrando un bosque municipal, el silvicultor ha incorporado a su labor el uso de caballos, ha eliminado el uso de maquinaria pesada, ha dejado de utilizar insecticidas y ha optado por permitir que el bosque crezca sin mayor intervención humana. Con el tiempo, el bosque administrado por el Peter logró ganar dinero gracias al ahorro en el uso de maquinaria e insecticidas.

Los estudiantes del área de Medio Ambiente de FUNIBER buscan estrategias para evitar la contaminación y la destrucción de la vida en el planeta. La conservación de los bosques es una tarea clave para conservar la vida en este mundo.

Fuente: http://fnbr.es/2b4

Foto Creative Commons: Nicholas T