El Fenómeno El Niño ha llegado para quedarse por una temporada. Algunos países de América del Sur se están preparando para hacer frente a sequías o inundaciones de diversa intensidad que podrían ocurrir a partir del mes de Octubre. Ann Rodríguez y Lina Pulgarín, profesoras del área de Medio Ambiente en FUNIBER nos presentan un análisis del posible impacto de los desastres naturales que se originarían como consecuencia del Fenómeno El Niño.
Rodríguez y Pulgarín explican que El Niño se manifiesta con el cambio de patrones en el movimiento de las corrientes marinas, que originan una «superposición de aguas cálidas, sobre las aguas frías que caracterizan a la corriente de Humboldt«. Se ha registrado un incremento en la temperatura de 1ºC en la zona del este y centro del Océano Pacífico ecuatorial; además continúa la presencia de vientos significativos desde el oeste del Pacífico ecuatorial, lo que refuerza las predicciones de la presencia de El Niño.
De acuerdo a los datos proporcionados por el Centro de Predicciones Climáticas NCEP/NWS y el Instituto Internacional de Investigación de clima y sociedad de Estados Unidos se ha confirmado la presencia del Fenómeno El Niño con un 90% de certeza para el hemisferio norte durante el invierno 2015-2016, mientras que las probabilidades descienden al 80% en el hemisferio Sur, pero con la posibilidad de que esta anomalía climática permanezca hasta la primavera del 2016.
De acuerdo a las profesoras de FUNIBER, las predicciones apuntan a un incremento de las precipitaciones en el hemisferio norte hacia el otoño – invierno 2016; además podría presentarse una temporada de huracanes bajo lo normal en el Atlántico, y sobre lo normal en la cuenca de huracanes del este y centro del Pacífico. En Latinoamérica podría incrementarse la temperatura en 3ºC durante el invierno, con intensas lluvias en el norte de América del Sur. La anomalía afectaría a los países de la costa oeste de América del Sur, pudiendo afectar también regiones de Brasil, Colombia y Venezuela.
Desastre económico
El incremento de la temperatura del océano, las inundaciones y sequías asociadas a la presencia del Fenómeno el Niño tendrían un impacto significativo en la economía de algunos países de Sudamérica, Rodríguez y Pulgarín resaltan que el impacto socioeconómico podría ser dramático para algunas regiones y sectores económicos como:
• agricultura: Las variaciones en los rendimientos de los diferentes cultivos dependen de factores tecnológicos, económicos y naturales, especialmente, climáticos.
• sector pesquero
• transporte fluvial por diferencias de niveles y caudales
• transporte terrestre
• sector hidroenergético
• abastecimiento de agua para consumo
• salud
Frente al inminente riesgo, las poblaciones de regiones que podrían ser afectadas por los desastres naturales podrían adoptar algunas medidas para minimizar los efectos de El Niño. En este punto Rodríguez y Pulgarín recomiendan:
• Vigilar las cuencas hidrográficas para detectar a tiempo la escasez de agua y tener identificadas fuentes alternas de agua.
• Procurar el uso eficiente y el ahorro del agua a nivel residencial y de todos los sectores económicos (industrial, agrícola, turístico, comercial, servicios públicos, etc.).
• En las zonas de mayor vulnerabilidad es necesario tener sistemas eficientes de vigilancia y control de incendios.
• Mantener activos los sistemas de vigilancia de la salud ante las enfermedades que se incrementan como consecuencia del fenómeno.
• En los sectores agrícola y pecuario, es necesario determinar métodos alternativos para dar sombra a los cultivos y a los animales.
En diversas oportunidades los científicos han advertido que como consecuencia del calentamiento global se incrementará la frecuencia e intensidad de desastres naturales en todo el planeta. Rodríguez y Pulgarín indican que la estrategia de mitigación adoptada en el Convenio Marco de la Convención sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (UNFCCC) apunta a estabilizar las concentraciones medias de gases de efecto invernadero (GEI) hasta alcanzar “… un nivel que prevenga de una interferencia peligrosa con el sistema climático”.
Las profesoras de la especialidad de Medio Ambiente de FUNIBER indican que para estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero se pueden adoptar algunas medidas como: desarrollar y utilizar tecnologías para reducir el consumo de energía a nivel residencial e industrial, reemplazar las fuentes de energía fósil por energía renovable, utilizar tecnología para reducir los residuos a nivel industrial, aumentar los sumideros de carbono, incrementar la forestación y reforestación, desarrollando al mismo tiempo estrategias para reducir la deforestación y utilizar cultivos que proporcionen mayor fijación de carbono. Las recomendaciones pasan además por mejorar la eficiencia en la generación de energía (cogeneración, biogás, valorización de residuos, etc.) y por optimizar el uso de energía con nuevas propuestas de arquitectura bioclimática, medios de transporte sin emisiones, etc.