Según ha explicado la enfermera de la AiFiCC, M. Àngels Costa, «La Atención Primaria es el nivel por excelencia que permite un cribado de fragilidad de gran escala. Las enfermeras disponemos en las consultas de herramientas para realizar test funcionales que nos permiten detectar la fragilidad y el riesgo de caída, aunque no existe un consenso internacional en la prueba estándar para incorporar en la Atención Primaria».
En este contexto, se ha examinado la fragilidad en una muestra de 83 pacientes de entre 65 y 80 años sin deterioro cognitivo, residentes en un área urbana -la EAP Onze de Setembre de Lleida-, y que son independientes de realizar las actividades fundamentales de la vida diaria, y si las caídas, un contribuyente significativo a la discapacidad, tienen una fuerte conexión con la fragilidad.
Se llevaron a cabo diferentes pruebas funcionales a los participantes para determinar si eran frágiles o no. Por un lado, está la prueba «TUG», que mide el tiempo que se tarda en levantarse de una silla, caminar tres metros hasta una marca y luego caminar de regreso a la silla. Esta prueba te permite evaluar tu riesgo de caída, por lo que si completas todo el recorrido en menos de 10 segundos, no hay riesgo. Si el número es 10, la prueba se considera alterada, y si tarda 20 segundos o más, se considera frágil con un alto riesgo de caída.
Los resultados del test SBPP
El «SBPP», otra prueba que se utilizó, es bien conocida por su capacidad para identificar la fragilidad y revelar la capacidad funcional de una persona. Se utilizan tres evaluaciones diferentes para medir el equilibrio, la fuerza y la velocidad de la marcha. Además, se aplicaron las pruebas validadas para detectar la fragilidad: una de velocidad de la marcha de cuatro metros y otra que consistía en levantarse cinco veces.
Tener una velocidad de marcha de más de 0,8 metros por segundo. Tardar más de 10 segundos en caminar tres metros. Demorarse más de 16,7 segundos en levantarse de una silla cinco veces, u obtener un total de 10 puntos en la prueba SPPB según el test era igual a fragilidad.
Finalmente, de las 83 personas que participaron en el test «SPPB», un 30.1% de los individuos se mostraron frágiles, un 15% también se mostró frágil pero por la velocidad de marcha de cuatro metros. Los investigadores han zanjado diciendo: «El mayor porcentaje de fragilidad se observa en las pruebas funcionales que incluyen valoración de la fuerza. Por su parte, el porcentaje de personas con caídas previas en población independiente que vive en la comunidad es elevado, siendo más frecuente en mujeres».
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Fuente: El 35% de los ancianos frágiles ha sufrido alguna caída previa
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