Es habitual pensar que un matrimonio de toda la vida está vacunado contra el divorcio. Tras casi medio siglo se supone que una pareja ya ha superado todas las pruebas
de fuego, desde aceptar las diferencias del otro hasta sacar adelante a los hijos. Pero todo parece indicar que los casados no están exentos contra el fracaso a ninguna edad.
Vidas cada vez más largas, una convivencia rutinaria y un ideal del amor romántico causan que cada vez más ancianos decidan separarse y acudir al juzgado con una demanda de divorcio.
¿Por qué hombres y mujeres deciden poner fin a un matrimonio de toda una vida en el tramo final de sus vidas?
-Los expertos aseguran que hay notables diferencias de género en la decisión. A ambas partes les une el deseo de vivir sus últimos años manteniendo a raya el fantasma de la infelicidad. Pero en general, las mujeres buscan tranquilidad; los hombres, alegría para el cuerpo (la viagra hace milagros) y compañía para la mente. A este fenómeno se le conoce como divorcio tardío y lo viven los países occidentales, aunque con diferente intensidad.
Las separaciones en la frontera de los 60/70 años han aumentado hasta en 5 veces en España. Un informe reciente titulado The Grey Divorce Revolution, que será publicado en la revista The Gerontologist muestra algunos datos de este fenómeno. En 1990 una de cada diez personas con más de 50 años de matrimonio se separaba, luego en el 2009 la cifra evoluciona a una de cada cuatro.
Las tensiones, disimuladas durante los largos matrimonios por la presencia de los hijos en el hogar y porque la actividad laboral permitía a ambos descansar unas cuantas horas al día de la presencia del otro, estallan cuando uno de los dos se jubila, generalmente el varón, ya que las mujeres que rondan los setenta han sido preparadas en su mayoría para vivir como amas de casa.
Hay mujeres que recuperan la calma y se enamoran de nuevo, cosa que no es muy habitual. Algunos hombres buscan nuevos amores en este último tramo de su vida, con los que en muchas ocasiones su vejez cobra vitalidad y recuperan su activa sexualidad. Pero también se dan ocasiones en que no se encuentran más que relaciones imposibles.
Países como el estado malasio de Terengganu palían así esta realidad: tienen clara la importancia del sexo en la tercera edad. Consideran que el sexo y la vejez deben ir de la mano para garantizar el éxito de un longevo matrimonio. Por eso han decidido impartir clases de educación sexual dirigidas a matrimonios de ancianos al borde de la separación, y contribuir a reducir el alto índice de divorcios que registra en Terengganu este grupo de población.
Aunque ningún psicólogo recomienda una vida en pareja miserable, hay que ser conscientes de que la vejez es una etapa delicada y vulnerable de la vida, y las
condiciones de mantener una nueva vida, tanto económica como emocionalmente, es muy complicado.
Pero, como dice María Elena López, “también puede ser un tiempo para desplegar otras facetas de la vida que el matrimonio no permitió”.
Los profesionales que deciden estudiar las maestrías y especializaciones de gerontología que ofrece FUNIBER, se preparan para brindar más y mejores servicios para las personas de la tercera edad y mejorar su calidad de vida.
Información obtenida de:
http://elpais.com/diario/2010/03/21/sociedad/1269126001_850215.html
http://eah2012.blogspot.com.es/2012/03/divorcio-entre-ancianos.html
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/18/internacional/1290054437.html
Alba Alonso Perujo
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