La desigualdad de las ciudades perjudica a los residentes de distintas clases sociales

Los ciudadanos de las ciudades latinoamericanas tienen necesidades variadas, pero cuando no son atendidas, esto puede aumentar los riesgos de salud y seguridad de la población. 

La equidad urbana reconoce el hecho de que todos necesitan atención, pero esa asistencia puede ser diferente para cada residente. Por ejemplo, cada distrito puede tener sus cualidades únicas para fomentar la diversidad, pero también debe proporcionar las infraestructuras necesarias para el bien público. Por desgracia, factores como la historia de la zona, las disputas políticas, las migraciones, la expansión y otros contribuyen a las desigualdades en las ciudades. Esto es especialmente un problema en América Latina, donde el 80% de la población vive en centros urbanos. 

Esta tierra se caracterizó anteriormente por la violencia colonial, lo que contribuye a los privilegios y estructuras sociales actuales. A su vez, esto suele crear ineficiencia en el trazado de la ciudad en cuanto al uso de los recursos productivos y naturales. Por lo tanto, los ciudadanos no reciben una calidad de vida razonable en estas zonas, ya que no se satisfacen sus necesidades. 

Por ejemplo, la clase dirigente puede optimizar el tiempo de desplazamiento en los espacios que ocupa, pero los de menores ingresos no. Viven en zonas que se ajustan a su presupuesto, en lugar de en espacios que se adaptan a sus deseos y necesidades. Esto puede dejarles lejos de sus trabajos y de espacios de vivienda de calidad. Más aún, los de clase social más baja pueden incluso carecer de acceso al transporte, al saneamiento, a la salud, a la cultura y al empleo debido a la disposición y los precios de la ciudad. 

Una mala planificación urbana que no proporcione equidad a todos los residentes puede llegar a ser un factor decisivo. Por ejemplo, el número de muertes durante la pandemia se triplicó en estas zonas de infraestructuras y recursos deficientes. Las condiciones negativas también contribuyen a aumentar la violencia y la falta de saneamiento, lo que perjudica aún más a la población de la zona. 

Sin embargo, algunas ciudades han realizado ajustes para fomentar una mayor equidad. Uno de esos ejemplos es Medellín, Colombia. Para reducir la violencia y mejorar las condiciones de la clase baja, la ciudad pasó por un proceso de inclusión y transformación. Hizo hincapié en la necesidad de contar con espacios públicos de calidad y proyectos urbanos independientes. Junto con otros beneficios para los residentes, estos ajustes redujeron la tasa de homicidios en un 70%.

Este éxito fue el resultado de un esfuerzo conjunto entre los poderes políticos, el pensamiento democrático y los arquitectos que hicieron hincapié en las necesidades de la gente. Invirtieron en centros educativos, ampliaron la movilidad urbana, sin dejar de valorar la cultura y la historia del espacio. Por lo tanto, esta idea de crear equidad para todos los ciudadanos a pesar de las diferentes clases sociales puede hacerse realidad, como hemos visto con Medellín. 

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Fuente: ¿Tiene solución la desigualdad en las ciudades de Latinoamérica?

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