La lactancia materna exclusiva no solo nutre al bebé, también influye en la forma en que se desarrolla su microbiota intestinal. Un reciente estudio publicado en Nature Communications revela que amamantar en los primeros meses ayuda a moldear el resistoma infantil, es decir, el conjunto de genes de resistencia a antibióticos presentes en el intestino del bebé. Este hallazgo refuerza la importancia de la lactancia como estrategia de salud pública frente a la creciente amenaza de bacterias resistentes.
El resistoma intestinal en la vida temprana
Desde el nacimiento, el intestino del bebé comienza a colonizarse por microorganismos esenciales para su desarrollo. Este proceso, que está estrechamente vinculado al sistema inmunológico y al metabolismo, puede verse alterado por factores como el tipo de parto, la exposición a antibióticos y la alimentación. Durante el primer año de vida, el resistoma del bebé evoluciona, influenciado por la microbiota intestinal y las prácticas de alimentación. La lactancia materna, en particular, ha demostrado ser una herramienta clave para reducir la carga de genes de resistencia a los antibióticos (ARG), promoviendo un microbioma más saludable.
El papel de Bifidobacterium en la modulación del resistoma
Uno de los hallazgos más destacados del estudio es el papel de Bifidobacterium, un género bacteriano beneficioso que se encuentra en abundancia en los bebés amamantados con leche materna. Esta bacteria no solo contribuye al desarrollo de una microbiota equilibrada, sino que también está asociada con una menor carga de ARG. Los bebés con altos niveles de Bifidobacterium presentan una composición microbiana más saludable, lo que reduce el riesgo de transmisión y propagación de resistencia a los antibióticos.
Además, la lactancia materna exclusiva durante el primer mes de vida acelera la disminución de ARG en el intestino del bebé, asegurando una carga de resistoma más baja a los seis meses. Este efecto protector es especialmente relevante en bebés nacidos por cesárea, quienes suelen presentar una mayor abundancia de ARG debido a la exposición a antibióticos durante el parto y la colonización por microorganismos hospitalarios.
Beneficios a largo plazo de la lactancia materna
El impacto de la lactancia materna en el resistoma infantil no se limita a los primeros meses de vida. Aunque la influencia directa disminuye con el tiempo, los beneficios iniciales persisten, favoreciendo un microbioma más resiliente y reduciendo el riesgo de disbiosis. Por otro lado, el cese temprano de la lactancia materna se asocia con un aumento en la carga de ARG, lo que subraya la importancia de mantener esta práctica durante al menos los primeros seis meses, como recomienda la Organización Mundial de la Salud.

Implicaciones para la salud pública
Estos hallazgos refuerzan la necesidad de promover la lactancia materna como una estrategia natural y efectiva para combatir la resistencia a los antibióticos desde las primeras etapas de la vida. Políticas de salud pública que apoyen y fomenten esta práctica podrían tener un impacto significativo en la reducción de la resistencia antimicrobiana, complementando sus ya conocidos beneficios para la salud del bebé y la madre.
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Fuente: Breastfeeding and early Bifidobacterium-driven microbial colonization shape the infant gut resistome