El Reporte Mundial del Alzheimer 2014 «Demencia y Reducción del Riesgo: Un análisis de los factores protectores y modificables», publicado recientemente, resalta que el riesgo de demencia de la población se podría modificar realizando un mejor control del consumo de tabaco, y aplicando estrategias para la prevención, detección y control de la hipertensión y la diabetes. En el documento además se hace un llamado para que la demencia sea integrada a nivel mundial en los programas de salud pública para el control de Enfermedades Crónicas No Transmisibles.
El reporte indica además, que para el año 2050, el 71% de las personas con demencia vivirán en países de bajos y medianos ingresos. Los datos proporcionados por el documento indican que los países de Latinoamérica deberían establecer políticas efectivas para la prevención de Alzheimer.
El control de enfermedades como la diabetes, la hipertensión y reducir el riesgo cardiovascular han logrado mejorar los índices de prevalencia del Alzheimer. El reporte indica que la diabetes aumenta en un 50% el riesgo de padecer demencia. Adicionalmente, se identificó que factores como la obesidad y la falta de actividad física influyen en el desarrollo de la diabetes y la hipertensión, por tanto también deberían ser controlados.
El consumo de tabaco tiene un impacto directo en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Los estudios demuestran que las personas que dejaron de fumar tienen un riesgo similar a aquellos que nunca han fumado, mientras que aquellos que continúan fumando después de los 65 años tienen un riesgo más alto.
El profesor Martin Prince, del King’s College del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencias de Londres, y autor del reporte, indicó que varios estudios han mostrado evidencia que la incidencia de la demencia en países de altos ingresos se ha reducido gracias a mejoras en la educación y la salud cardiovascular. «Necesitamos hacer todo lo que podamos para continuar este tren. Con un costo mundial de 600 mil millones de dólares, la apuesta no puede ser más alta», señaló el especialista.
El profesor Graham Stokes, Director Global de Dementia Care, en Bupa, resaltó que la edad y la genética son partes de los factores de riesgo de la enfermedad, pero se puede minimizar el riesgo adoptando hábitos saludables, como hacer ejercicio, no fumar y mantener una buena alimentación, además de realizar actividades que ejerciten el cerebro para mantenerlo activo para minimizar las probabilidades de desarrollar demencia. Además el desarrollo de estos hábitos puede ayudar a ralentizar el avance de la enfermedad en personas que ya presentan síntomas de demencia.
El informe señala que hay una oportunidad para desarrollar programas de promoción de hábitos saludables que permitan modificar la rutina de las personas mayores, de forma que se logre una mayor preocupación por la actividad física, una mejor dieta y reducir el hábito de fumar, además de preocuparse por someterse a pruebas para descartar hipertensión, colesterol o diabetes y seguir los tratamientos que se les proporcionen, para reducir el riesgo de demencia al llegar a la tercera edad.
La agenda de la Organización Mundial de la Salud contempla cinco prioridades para prevenir las endermedades crónicas, entre las que se cuenta el lograr reducir en un 40% el consumo de tabaco, reducir el consumo de sal de la población, reducir en un 10% el consumo de alcohol, lograr un recorte relativo del 10% en los niveles de inactividad en personas adultas, y mejorar la cobertura de terapias para prevenir los ataques al corazón. Estos objetivos, aunque no apuntan directamente a reducir la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer, lograrán reducir la incidencia de dicha enfermedad entre las personas mayores.
Descargue el reporte:
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Fuente:
http://www.gerontologia.org/portal/information/showInformation.php?idinfo=3044
Foto:
Captura de pantalla del informe