Cada día miles de industrias liberan a la atmósfera grandes cantidades de energía en forma de calor residual. Sólo en Europa, el equivalente a todo el consumo anual de un país como Irlanda, según la startup AEInnova, una de las empresas ganadoras del Fondo de Emprendedores de la Fundación Repsol en la categoría de Ideas.
Este proceso de liberación de energía se conoce comúnmente como “pérdidas energéticas”. Pero, ¿cómo una energía se puede “perder” si en su definición intrínseca la energía ni se crea ni se destruye?
En muchas reacciones químicas se generan diferentes tipos de energías y, algunas de ellas, no las podemos utilizar y acaban perdiéndose. El ejemplo por excelencia es el calor que genera una bombilla al encenderse. Al pulsar el interruptor, una parte de la energía generada es energía térmica, que se pierde en forma de calor, restando eficiencia así a la generación de energía eléctrica, es decir, a la luz. Este calor residual representa un gran problema de eficiencia energética con importantes implicaciones económicas y medioambientales.
El prototipo diseñado por la empresa ─conocido como Unidades de Recuperación Energética HEAT-R─ es capaz de monitorizar cualquier parámetro como, por ejemplo, la temperatura, el dióxido de carbono (CO2), la humedad o la presión atmosférica de las instalaciones donde se ubique. El dispositivo está concebido para que funcione con el Internet de las cosas (IoT) y alimentarse con el propio calor residual que genere la actividad industrial de la empresa. De esta manera, no serían necesarias las baterías o el cableado para su funcionamiento.
El objetivo principal de AEInnova es “desarrollar productos y servicios de alta tecnología relacionados con la recolección de energía a partir del calor residual, optimizando los recursos del planeta y respetando el medio ambiente”. La transformación de calor residual en energía eléctrica convierte a esta empresa en una de las pioneras en Energy Harvesters. Este concepto aglutina todo este “cosechamiento” de energía, es decir, el proceso por el cual la energía derivada de fuentes externas es capturada y almacenada por pequeños dispositivos inalámbricos.
Este proyecto, financiado en su primera fase por la Comisión Europea, tiene como objetivo disminuir el desperdicio energético y promover la sostenibilidad y la eficiencia en las sociedades futuras.
Ideas como la casa inteligente son ya una realidad gracias a la implantación del Internet de las cosas en muchos hogares. Los objetos que antiguamente se conectaban mediante un circuito cerrado ahora lo hacen mediante el uso de la red de redes. La Maestría en Dirección Estratégica e Ingeniería de Software, patrocinada por FUNIBER, promueve proyectos de Investigación, Desarrollo e Innovación para hacer nuestras ciudades más inteligentes.
Fuente: AEInnova, Alternative Energy Innovations.
Actividad recomendada: visitar la exposición Después del fin del mundo, del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB).
Foto: Todos los derechos reservados.