La leche materna es lo ideal para el primer año del recién nacido. Todos los profesionales recomiendan la leche materna como la  regla de oro para alimentar a los lactantes, incluidas la  Academia Norteamericana de Pediatría y la Organización Mundial de la Salud. Esto se debe a las ventajas que tiene tanto para la madre como para el hijo. Se la considera la fuente ideal alimentaria para el desarrollo y el crecimiento óptimos de los niños. Se recomienda durante todo el primer año de vida o más tiempo si lo desea, junto con la introducción adecuada de alimento sólido a los seis meses de edad.

La leche materna no es sólo la mejor fuente alimentaria del recién nacido, también contiene anticuerpos- proteínas que permiten atacar las enfermedades- que transfiere la madre al hijo en las primeras dos semanas de amamantarlo. Aproximadamente 80 por ciento de las células de esa primera leche materna son macrófagos que eliminan virus y bacterias; aún después de esas dos semanas, la leche sigue llena de anticuerpos.

La leche materna disminuye el riesgo de infecciones gastrointestinales y de oído;  así como enfermedades respiratorias durante el primer año de vida; asimismo hay pruebas de que puede prevenir infecciones como la meningitis bacteriana y la colitis. Los anticuerpos y las células vivas de la leche materna protegen a los niños de diferentes afecciones.

Evita las diarreas y por ende la deshidratación, un bebé alimentado con leche materna no tiene necesidad de agua. También protege al lactante contra afecciones del sistema inmunitario, diabetes, alergias, síndrome de muerte súbita infantil e incluso linfomas. La leche materna fortalece las defensas de los bebés y actúa como un efectivo antibiótico y vacuna natural, debido a su alto contenido de inmunoglobulina.

Otro beneficio de la leche materna es que los lactantes que la ingieren tienen menos probabilidades de ser obesos en la infancia, cuanto más tiempo dure la lactancia disminuye la obesidad infantil. Asimismo, la lactancia fortalece el vínculo entre madre e hijo, ayuda a bajar los kilos que la madre ganó en el embarazo y disminuye el riesgo de cáncer de mama, cáncer de ovario y osteoporosis.

Como se ha mencionado la leche materna es el alimento ideal; las mamas producen tres tipos de alimento: calostro, leche transicional y leche madura.  El calostro se produce al final del embarazo y en los primeros días de lactancia. Es rico en proteínas, anticuerpos, algunas vitaminas, minerales y hormonas. Estos nutrimentos favorecen el crecimiento de bacterias inofensivas en el intestino-conocidas como microflora intestinal – y el paso de las primeras heces del lactante.

La leche transicional  se produce en la segunda semana, y tiene mayor contenido de grasa y lactosa y menos proteínas y minerales que el calostro . A partir del día 15 se produce la leche madura, mezcla de grasa y agua dulce, muy nutritiva.

Para el investigador de la Facultad de Medicina de la UNAM y, también, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, la leche materna es vital para proteger a los  bebés de 1 a 6 meses de las diarreas y otras infecciones intestinales comunes, debido a la variedad de elementos inmunológicos que actúan como protección de virus y bacterias.

La OMS recomienda a las madres amamantar a los bebés debido a la evidencia acumulada de los beneficios de la lactancia en el crecimiento, el desarrollo y la salud de los infantes.