(Boletín Funiber 08 – 2009) Los huesos y las articulaciones soportan el cuerpo, protegen los órganos internos y trabajan con los músculos para darnos movimiento. La buena nutrición a lo largo de toda la vida es esencial para la formación y mantenimiento de huesos fuertes, y el ejercicio regular es un factor importante para mantener la función saludable de huesos y articulaciones.

Una de las enfermedades de los huesos más comunes es la osteoporosis, que es la pérdida gradual de tejido óseo haciendo los huesos menos densos y más propensos a fracturas. La osteoporosis es un problema de salud pública en algunos países, en Estados Unidos dicha enfermedad afecta a más de 45 millones de personas.

Aunque es más frecuente en la población femenina, en los últimos años ha aumentado el interés por la osteoporosis en el varón. Según la Asociación Argentina de Osteología y Metabolismo Mineral -AAOMM- esto es debido a que estudios epidemiológicos en países desarrollados demostraron que cerca del 20% de los costos totales de la osteoporosis es atribuible a fracturas en hombres. Se ha podido demostrar que la prevalencia de osteoporosis en el varón aumenta de 12% a 26 % desde los 50 a los 80 años. Esta estadística de la prevalencia contrasta con el incremento de 12 veces que se produce en la mujer en los mismos grupos etarios.

Con excepción de la menopausia, los factores de riesgo para osteoporosis y fracturas osteoporóticas son los mismos para hombres y mujeres. El Ministerio de Salud de Ontario señala como factores de riesgo la edad, fractura vertebral previa, menopausia prematura, uso de glucocorticoides, y el tabaquismo.

Una ingesta adecuada de calcio es crucial para la formación y mantenimiento de los huesos, este mineral debe ser reemplazado a través de la alimentación porque el cuerpo no lo produce. Si su consumo es inadecuado, los huesos pierden peso y se debilitan. La vitamina D es esencial para la salud de los huesos porque es necesaria para la absorción del calcio. Una deficiencia de esta vitamina puede contribuir a una baja densidad ósea. Se ha demostrado que los fumadores tienen menor densidad ósea que los no fumadores, además se ha identificado que las personas que consumen alcohol en exceso son más propensas a la pérdida ósea por una mala nutrición.

La actividad física regular ayuda a aumentar la masa ósea y a reducir el riesgo de fracturas. Ejercicios como caminar, bailar y levantar pesas son los mejores para reducir trastornos de huesos y articulaciones.