Desarrollar políticas para la seguridad energética

Las energías renovables y una tecnología eficiente son estrategias para una política energética que garantice la seguridad del suministro y la independencia nacional. Un experto evalúa la experiencia de la Unión Europea en este tema.

La seguridad energética cobra importancia por temas como el aumento del consumo, la insuficiencia de las fuentes energéticas tradicionales y otros asuntos relacionados con los poderes que los países productores tienen sobre los recursos energéticos nacionales.

El contexto actual ha demostrado la necesidad de discutir acerca de lo qué es la seguridad energética y cómo los estados deben enfocarla. Como ejemplo debe ser tomada la experiencia de la Unión Europea en el diseño de una estrategia común y colaborativa en este ámbito.

El doctor en Derecho y profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Talca (Chile), Alberto Olivares, señala en el artículo publicado en la revista Estudios Internacionales, los principales enfoques que se aplican al término seguridad energética:

  • Seguridad de suministro:asociada a las necesidades de consumo, de manera constante. Aquí, la idea es la obligación del Estado de garantizar los servicios públicos para conseguir una oferta segura de energía a precios accesibles.
  • Seguridad nacional: se asocia a la manifestación de control económico y geopolítico del Estado en referencia al entorno internacional. Se encuentran implícitos en este enfoque cuestiones de poder político internacional que posibilitan la negociación y la influencia en una agenda global.
  • Seguridad como independencia:en este caso, la idea se configura sobre la dependencia de los países a determinados combustibles (como los combustibles fósiles), considerados actualmente como las principales fuentes de energía disponible.

Para este tema, la Unión Europea elabora una propuesta energética común que demanda un trabajo complejo, pues debe convencer a los estados miembros de ceder los intereses nacionales en favor de objetivos de una política regional.

Se desarrolla una propuesta nueva, que presenta la seguridad energética a partir de dos enfoques distintos. En el ámbito interno, el problema se concibe de manera regional. Desde una dimensión exterior, la seguridad se asume también como interés regional, para explotar los beneficios mutuos de los proyectos conjuntos.

A partir del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (artículo 194.1), la política energética común tiene cuatro objetivos concretos: el funcionamiento del mercado interior de energía, la seguridad del suministro energético en la Unión Europea, el fomento de la eficiencia y economía energética, el fomento de la interconexión de redes.

Esta visión integral y colaborativa, en común con otros objetivos, como son la sostenibilidad, la competencia y la interconexión, ofrece mayores niveles de seguridad nacional e independencia ante otros productores de combustibles fósiles.

“En este sentido, la reducción de la demanda (a través de la economía y la eficiencia energética) y la diversificación de la combinación energética, mediante un mayor uso de energías autóctonas y renovables, constituyen un punto importante en el desarrollo de la política energética común”, escribe el profesor.

El experto señala todavía el trabajo de la Unión Europea en planificar la producción energética en recursos renovables, y convertirse hoy en actor influyente en el nuevo modelo energético que “promueve como medida de calidad de vida de las personas, y donde la industria de energías renovables y la tecnología eficiente tienen su lugar”.

Las personas interesadas en las políticas energéticas pueden formarse a través de la Maestría en Energías Renovables, que patrocina FUNIBER.

Fuente: La seguridad energética en la Unión Europea: ¿un modelo a imitar?

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