En la ciudad de Puno, en Perú, ya suman 32 los niños muertos como consecuencia de las bajas temperaturas que azotan la región. Mientras que en Bolivia las autoridades informan que ya son 35 muertos por hipotermia en lo que va del año.

En Bolivia, la provincia de Potosí ha sido declarada como zona de desastre tras la intensa caída de nieve. Las autoridades han rescatado más de siete mil damnificados y se informa que la nieve ha dejado incomunicadas a más de 20 comunidades indígenas. Se estima que unas 50 mil cabezas de ganado han quedado aisladas y ya se encuentran camélidos muertos de hambre porque la nieve ha cubierto los pastizales.

El Servicio Nacional de Meterología e Hidrología de Bolivia ha pronosticado que las temperaturas podrían llegar hasta los 22 grados centígrados bajo cero en localidades como Laguna Colorada en Potosí. Por su parte, el Ministerio de Salud informó que en el país se han registrado 40 mil casos de infecciones respiratorias agudas al iniciar la temporada de invierno. Frente al escenario de emergencia, el gobierno central han pedido ayuda internacional para socorrer a los afectados.

Ayuda en Puno
En Puno, cada año se registran muertes por las bajas temperaturas. Este año, para cambiar el rumbo de la recurrente tragedia, el presidente regional de Puno, Mauricio Rodríguez, presentó un proyecto de viviendas ecológicas para mejorar la calidad de vida de los pobladores del altiplano. El modelo de casa presentado por la autoridad presenta muros de adobe, tragaluces que permitan concentrar la energía solar, un nuevo modelo de cocina mejorada y un cobertizo para el ganado. En años anteriores, se habían registrado más de 100 niños muertos durante la temporada de frío en Perú. Este año murieron 32, pero la ayuda que ha llegado a la zona ayudó a salvar vidas.

Organizaciones de ayuda humanitaria y medios de comunicación se organizaron para llevar abrigo a las comunidades más necesitadas. A través de la campaña «Demos calor a Puno» se logró recolectar más de 26 toneladas de ropa, abrigos, frazadas y colchones  para distribuir entre casi tres mil familias que habitan por encima de los 3800 metros sobre el nivel del mar. La ayuda se distribuyó a 43 comunidades y permitió brindar abrigo a cerca de 15 mil personas.