Terapia para cuidadores de personas con demencia

Las personas que dedican parte de su vida al cuidado de una persona con demencia suelen padecer problemas de salud, tanto a nivel físico, como emocional, siendo la depresión y la ansiedad las enfermedades que pueden desencadenar otros males en la vida de los cuidadores. Las investigaciones señalan además que los cuidadores de ancianos con enfermedades mentales son con frecuencia familiares, y se requiere que dichas personas reciban apoyo psicológico para que puedan desarrollar su vida en un marco saludable.

Desde los años 70 se ha utilizado intervenciones psicoterapéuticas cognitivo-conductuales (TCC) para lograr reducir el malestar emocional que se produce en el cuidador, especialmente en casos de depresión.

La terapia TCC se aplica en el caso de personas que cuidan pacientes con demencia para lograr tres objetivos: reducir o modificar los pensamientos desadaptativos (como la culpa por dedicar tiempo al cuidado de uno mismo), ayudar a adaptarse a las situaciones del cuidado de una persona con enfermedad mental y ayudarle a los cuidadores a incrementar la frecuencia de actividades agradables en su vida.

El cuidado de personas con demencia por parte de familiares es un caso especialmente complicado al momento de evaluar los efectos psicológicos, porque las personas enfrentan situaciones que difícilmente serán modificadas, en las que se desarrollan emociones e ideas que serán reforzadas a diario, por la proximidad con el enfermo y el vínculo familiar existente.

Con la terapia psicológica se busca desarrollar en los cuidadores la capacidad de aceptación de todas las situaciones que no podrán cambiar, generando en las personas la tendencia activa a experimentar experiencias internas sin intentar tomar ninguna medida.

Los cuidadores que no logran aceptar la situación que enfrentan suelen desarrollar una evitación de la experiencia, que se caracteriza por intentar ejercer control o evitar contacto con experiencias internas negativas, desarrollando sensaciones de malestar tanto a nivel físico como emocional o generando el uso de estrategias de afrontamiento desadaptativas. En este proceso los cuidadores intentan eliminar su malestar a corto plazo, pero pierden de vista el logro de metas y objetivos relacionados con sus valores personales.

En los casos de personas que desarrollan la evitación experiencial se aplica una terapia de aceptación y compromiso (ACT). Este tipo de terapia busca que la persona acepte las experiencias internas aversivas, desarrollar una visión clara y un sólido compromiso con los valores personales del cuidador y generar acciones alineadas con esos valores para lograr una mejor calidad de vida.

Terapia para cuidadores
El equipo de investigadores trabajó para brindar 8 sesiones de terapia ACT y TCC con el objetivo de reducir los efectos de la depresión y la ansiedad en los cuidadores de personas con demencia.

En esta investigación la terapia cognitivo-conductural (TCC) estuvo orientada a entrenar a los participantes para desarrollar «habilidades de detección y cambio de pensamientos desadaptativos por otros más adaptativos, estrategias para aumentar la realización de actividades agradables y otras herramientas conductuales dirigidas a mejorar su bienestar».

En la terapia de aceptación y compromiso se trabajó para lograr la aceptación de eventos internos aversivos y las circunstancias que los activan, el desarrollo de cursos de acción con significado y alineados con los valores del cuidador, y el paso a la acción incrementando el compromiso con los propios valores.

Tras la experiencia, se identificó que ambas intervenciones (ACT y TCC) ograron resultados superiores en comparación con el grupo de control al momento de reducir los síntomas de depresión o ansiedad. Estas terapias les proporcionan a los cuidadores herramientas para lidiar con las difíciles situaciones que deben enfrentar.

Este trabajo de investigación, realizado por Andrés Losada Baltar, María Márquez, Rosa Romero Moreno y Laura Gallego-Alberto Martín, recibió en el 2014 el Premio Rafael Burgaleta, otorgado por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

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Fuente:
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