En Chile el envejecimiento de la población es un tema que todavía no despierta mayor interés por parte del Estado, por el momento la familia sigue siendo el principal apoyo para los adultos mayores. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Dependencia de las Personas Mayores (2009), el 92,2% de los cuidados brindados a los ancianos son realizados por la familia, sobre todo por las mujeres de la familia. La II Encuesta de Calidad de Vida y Salud Chile 2006, indica que son las mujeres las que tienen mayores posibilidades de recibir apoyo por parte de la familia o la comunidad.
Desde la perspectiva de los ancianos, la familia también resulta el apoyo más importante, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez (2011), alrededor del 70% de los ancianos indica que puede confiar plenamente en el apoyo y sostén de su familia más cercana, aunque esta cifra desciende abruptamente entre los más pobres, llegando solo al 55%.
Las familias que pueden contratar personas para el cuidado los ancianos en el hogar suelen contratar a mujeres de origen extranjero, quienes cuidan de la persona adulta y al mismo tiempo ejercen funciones domésticas. Pero esta labor tienen un alto costo para las cuidadoras, porque las condiciones en las que se ejerce el cuidado implican condiciones de alta demanda tanto física como psíquica.
Las estadísticas indican que la población chilena mayor de 65 años crecería a una tasa que alcanzaría el 33.2% para el periodo 2000-2025, con mayor presencia de octogenarios. En este escenario la cantidad de mujeres ancianas será superior al de varones, un fenómeno que se conoce como ‘feminización del envejecimiento’, y que ocurre porque las mujeres chilenas llegan a vivir más años que los varones, en promedio la mujer chilena alcanza los 82 años, mientras que los hombres solo los 76.
Por parte del gobierno chileno la idea de organizar un sistema de cuidados para las personas de la tercera edad no constituye una prioridad. De acuerdo a Elaine Acosta González, del departamento de Sociología de la Universidad Alberto Hurtado, se han realizado esfuerzos para coordinar iniciativas para atender a la población de ancianos, pero actualmente “persisten serios problemas de déficit de cobertura de cuidados, heterogeneidad y dispersión de datos, así como alta desigualdad a nivel socioeconómico y territorial respecto de la oferta de servicios de cuidados para mayores. En materia de protección social a la vejez, se presentan índices bajos en materia de gastos públicos”.
Acosta considera que “es urgente la necesidad de asumir la magnitud y complejidad del envejecimiento poblacional y sus consecuencias como un problema social prioritario en Chile”. La población de adultos sigue creciendo, mientras que la oferta de servicios resulta insficiente y los servicios sociales no han logrado adecuarse para atender a los ancianos. En este contexto, la familia asume los riesgos asociados a la pérdida de funcionalidad en la vejez y cubre el déficit de servicios de cuidados al anciano.
Fuente: http://www.gerontologia.org/portal/information/showInformation.php?idinfo=2896
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