La sombra de la automatización del empleo ronda al mundo laboral desde la revolución industrial, por lo tanto es importante conocer medidas o estrategias que promuevan una adaptación amigable y así evitar el desempleo de humanos
Los avances tecnológicos tienen un impacto muy fuerte en el mundo laboral, así lo afirman Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee en su libro “La carrera contra la máquina” (Race against the machine), donde hacen hincapié en el poco tiempo que ha tomado que actividades muy propias de los humanos ahora puedan ser realizadas por las máquinas, y cómo el ritmo al que avanza la tecnología es más intenso que la velocidad con que organizaciones y personas se adaptan a esos cambios.
Entonces, ¿hasta qué punto los trabajos realizados por humanos se podrán automatizar para que los realicen los robots? Un estudio de McKinsey revela que «el 45% de las actividades que realizan las personas actualmente, pueden ser automatizadas gracias a la adaptación de las tecnologías». No obstante, reflexiona sobre el tiempo que tomaría un cambio radical de funciones, «muy pocas ocupaciones podrán ser automatizadas en su totalidad en un corto o medio plazo».
Empleados por cuenta ajena vs autónomos
Ante esta realidad latente, el emprendedor estadounidense Martin Ford alerta que si se continúa con la automatización de tareas administrativas en una empresa, se reducirá el número de empleados, y aunque seguramente se generarán otros puestos de trabajo, se pregunta si “habrá suficientes (ocupaciones) como para absorber a los trabajadores que pierdan su empleo tradicional».
Carlos Marcuello Recaj, coordinador académico y profesor del Máster Internacional en Administración y Dirección de Empresas (MBA) que patrocina FUNIBER indica que «la historia económica nos recuerda numerosos periodos en los que se promovieron innovaciones tecnológicas que produjeron grandes bolsas de desempleados, desde la primera revolución industrial, a principios del siglo XIX, así como la universalización de la mecanización agraria en la segunda mitad del siglo XX. Por lo tanto, bajo mi punto de vista, no procede limitar o detener la innovación; mas los poderes públicos han de proteger, como no, a las personas perjudicadas por el progreso económico que, por otra parte, suele beneficiar a la mayoría.»
Desde ese enfoque, Jesús Mercader, catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid, propone un replanteamiento de la actual figura del trabajador autónomo para “regularla de otra forma y buscarle protección social”. Mercader considera que la naturaleza cambiante de los ciclos y modelos productivos seguirán cambiando pero que los parámetros básicos del empleo se mantendrán.
Ocupaciones creativas
En ese sentido el economista Carlos Goga sostiene que es necesario repensar el modelo económico actual e incluir una clase creativa. Si bien las clases trabajadoras y capitalistas se rigen por condiciones y objetivos de trabajo ya establecidos, esta nueva clase creativa no tiene límites de espacios y tiempos, es por eso que la creatividad puede impulsarla a generar ingresos que las otras clases no podrían ni imaginar.
Así mismo, Jordi Serrano, fundador de Future4Work propone una educación que desde los colegios “prepare para este mundo más volátil con formación en competencias digitales». Serrano recomienda desarrollar habilidades adaptativas al cambio.
Fuente de información: ¿Qué harán los humanos si trabajan los robots?
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