Los mediadores ejercen una actividad en la que procuran llevar a dos partes en disputa a una situación ganar-ganar. El mediador tiene la obligación de permanecer imparcial en su actividad y en su trabajo debe tener un compromiso por servir a todas las partes y no solo a una. Durante su trabajo el mediador debe evitar el conflicto de interés o incluso la apariencia de ellos y se debe procurar que las partes no perciban que el mediador tiene “un interés encubierto”. Además en el esfuerzo de ser neutral se debe hacer el esfuerzo por que todas las partes tengan un mínimo de poder para negociar, de forma que no puedan ser ignoradas o eliminadas por las partes más poderosas.
Se debe procurar equilibrar el poder en una negociación para lograr que el juego sea justo. Se debe buscar que las partes tengan un nivel de poder relativamente parejo, que exista un marco legal apropiado que entiendan las partes, y que todos los actores se presenten a las reuniones con la voluntad de entenderse y participar en el proceso de negociación.
Se debe entender que en un proceso en el que una de las partes tiene mayor poder, su fortaleza le protege y se debe comprender que, aunque se busca siempre lograr una relación ganar-ganar, en las situaciones en las que hay una extrema disparidad de poderes entre las partes, no se puede garantizar un resultado de ganancia para todos, por tanto se debe tener en cuenta que solo se puede negociar de buena fe en situaciones en las que exista un grado proporcional de poder entre las partes.
Nora Femenia, PhD en resolución de conflictos, explica que: “Los mediadores necesitan aprender desde el primer día que la mediación no es siempre la mejor respuesta al conflicto. Deben evaluar si el conflicto está listo para ser mediado, o si todavía la parte más débil necesita más tiempo para construir su base de poder a través de la confrontación, el entrenamiento u otras actividades”.
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Fuente: http://www.mediate.com/articles/un_marco_etico.cfm