El proceso de mejora continua en toda empresa exige innovar en toda la cadena de desarrollo del producto o servicio para mantener la preferencia de los clientes. La innovación es la introducción de mejoras en los procesos o productos de una organización, que permiten acercar al consumidor un bien más atractivo, incrementando la fidelidad del cliente y evitando que los usuarios migren a otros productos.
Desde luego innovar no es sencillo, pero se puede trabajar al interior de la organización para lograr un proceso de mejora continua poniendo como base el pensamiento creativo. La razón de ser de toda empresa son sus clientes y resulta esencial que las organizaciones escuchen a sus usuarios para estar atentos a los cambios en las preferencias del público y establecer las estrategias adecuadas para incorporar los cambios en los productos o servicios con la mayor celeridad posible.
A nivel interno, se requiere que todos participen del cambio, aportando ideas desde sus respectivos puntos de vista. Pero para lograr un eficaz intercambio de ideas se hace necesario contar con una política de comunicación flexible, en la que todos los actores puedan aportar ideas sin sentirse intimidados por otros empleados o entrar en una continua competencia con sus colegas. Tal vez el modelo más exitoso podría ser aquel en el que Se crea un sistema de relaciones entre iguales, en diálogo permanente entre sí, tratando de crear un ambiente de colaboración en el que se comparta información que servirá para mejorar los productos o servicios del negocio en el corto plazo.
La innovación no solo se restringe a los procesos de diseño y fabricación, se trata sobre todo, de investigar las necesidades del usuario aplicando estrategias de investigación de mercados y marketing que permitan llevar al público objetivo exactamente lo que desean o necesitan.