Mens sana in corpore sano es la premisa que toda persona debería repetirse a sí misma. Y, ¿qué mejor manera de hacerlo que practicando únicamente un deporte?
Gracias a un estudio publicado en 2012 por la Universidad de Roma, sabemos que los deportes que requieren de tomar decisiones muy rápidas y explosivas, como es el caso de la esgrima, mejoran de forma significativa y a todas las edades la función cognitiva. Por ello, se puede hacer una comparación directa de este deporte con el ajedrez. Ambos mejoran la coordinación cerebral, fomentan la concentración y ayudan a focalizar. Además, proporcionan un análisis estratégico que no todos los deportes proporcionan.
Aparte del plano cerebral, hay que destacar sus beneficios físicos. En primer lugar, debemos destacar el desarrollo óseo que Felsenberg y Gowin han demostrado en sus estudios. Esto nos ayuda a saber que los esgrimistas poseen una mayor masa ósea y muscular que otros deportistas, sobre todo en las piernas. Además, un estudio reciente de la Universidad de Roma destaca la mayor agilidad y rapidez que demuestran los practicantes de esgrima. Estos son capaces de cambiar su trayectoria y dirección con una mayor facilidad que otros deportistas. Otra de las consecuencias físicas más destacables es la flexibilidad gracias al movimiento constante de las piernas. Por último, al tratarse de un deporte anaeróbico, tiene grandes beneficios cardiovasculares. Los periodos de alta intensidad y el corto tiempo de recuperación ayuda a desarrollar la capacidad deportiva independientemente del consumo de oxígeno. Está demostrado que practicando una hora de esgrima se pueden quemar hasta 400 calorías. Asimismo, un asalto de competición (9 minutos) puede equivaler a una carrera de 1,5 kilómetros.
Además, y por último, en quien más podemos ver estos beneficios es en los niños. Desarrollan una autoconfianza que en otros deportes podría costarles más. Esto se debe a que en la esgrima son ellos los que toman las decisiones y depende únicamente de sí mismos lo que ocurra en la pista. Esto les provoca un gran afán de superación, pero, paralelamente, aprenden a asumir las derrotas. La mejora de la concentración fomenta que, a la hora de estudiar, estos niños sean más constantes que otros. Por último, hay que destacar que, al tratarse de un deporte de caballeros, se fomentan una serie de valores muy importantes. Entre ellos podemos destacar el respeto tanto por el otro como por uno mismo, así como la integridad. Así, la esgrima es uno de los deportes más recomendables tanto a nivel mental, físico o incluso social.
Por Lucía Uriel Campos
Fontes: http://fnbr.es/36s, http://fnbr.es/36t, http://fnbr.es/36u