En la literatura científica, el concepto de resiliencia se puede definir como una adaptación individual al estrés, al trauma o al imprevisible. Entre las personas con discapacidades, estudios indican que hay una conexión profunda entre la resiliencia y el nivel de integración social. Con alta resiliencia es más fácil lograr aceptar mejor la propia condición y lograr interactuar mejor socialmente.
Recientemente, estudios intentan relacionar la práctica deportiva con la resiliencia, con la hipótesis de que ambos fomenten un bienestar psíquico entre las personas con discapacidades físicas. Un ejemplo es la investigación realizada por Hosseini y Besharat, en el 2010, que relaciona la resiliencia con la práctica del deporte y la salud mental en una muestra de atletas.
En Brasil, un estudio realizado entre el 2007 y el 2008 con 136 atletas competidores mayores de 18 años, con discapacidades físicas, reveló un índice medio de resiliencia considerado moderado. Para su medición, se utilizó una escala desarrollada en el 1993, por los investigadores Wagnild y Young. Los valores son, en media, inferiores a los encontrados en otros estudios con personas sin discapacidade.
Las variaciones fueron medidas desde factores como “autodeterminación”, “paciencia”, “perseverancia”, etc., además de compararse entre las informaciones sociodemográficas. El estudio es limitado porque abarca una gran variedad de discapacidades físicas sin un control individual, pero apunta para nuevas investigaciones en el área.
El investigador responsable por el estudio, Fernando Luiz Cardoso, de la Universidad del Estado de Santa Catarina (UDESC), en Brasil, plantea algunas cuestiones que podrán ser pautas para próximas investigaciones: ¿por qué individuos con discapacidades físicas tienden a presentar niveles menores de resiliencia comparados a los qué no poseen discapacidades? ¿La resiliencia podría enseñarse a través de instructores?
Fuente: http://fnbr.es/r5
Foto: Domínio Público/ Wikimedia Commons