Las redes sociales han restado poder a los medios de comunicación tradicionales y han abierto nuevos canales de comunicación en un esquema de uno a uno y de uno a varios que ha complicado el panorama para los políticos. Gobernar una nación cuyos ciudadanos tienen la capacidad de organizarse y responder en forma casi inmediata plantea un gran reto para las estructuras jerárquicas con las que organizamos nuestra sociedad actualmente. Expertos en temas sociales y tecnología se reunieron en el Nicolas Berggruen Institute de Palo Alto, California, para analizar el impacto de las nuevas tecnologías en nuestra estructura social.
Los investigadores identifican que las redes sociales se han tornado «tecnologías perturbadoras», estas tecnologías generan cambios dramáticos, como en su momento los generó la aparición de la imprenta, tornándose punto de partida para la reestructuración de instituciones que controlan la información y el poder de la sociedad, esta fase es conocida como «fase centrífuga» en la que ciertas estructuras sociales son fragmentadas y desmembradas. Desde los medios de comunicación, hasta el conocimiento que se protege con títulos pasa a ser cuestionado. Las nuevas redes sociales exigen un mayor nivel de transparencia y las dictaduras y regìmenes autoritarios tienen a derrumbarse en este nuevo esquema. Los expertos opinan que solo los regímenes que se adapten a esta nueva transparencia o que tengan la capacidad de aprovecharla tendrán oportunidad de sobrevivir.
Después de que actua la fase centrífuga las herramientas tecnológicas pueden servir para dar forma a un proceso en el que se diseñarían nuevas instituciones o estructuras sociales. Las estructuras se pueden organizar bajo esquemas jerárquicos o de diamante (en el que existe una «rendición de cuentas recíproca» de sus participantes), aunque en la actualidad estas dos estructuras se complementan para permitir la gestión de entornos complejos. Para lograr una reestructuración exitosa los humanos se organizan de dos formas: la ontogénica (bajo una estructura centralizada) y la filogenética (se organiza en forma espontánea como respuesta al entorno). Los expertos consideran que la autoridad política es ontogenética y el mundo del ciberespacio es filogenético.
Se requiere establecer un equilibrio entre las dos formas de organización para lograr que la sociedad evolucione hacia el siguiente paso, los expertos consideran que no es posible desarrollar una sociedad a partir de las decisiones de una masa o un grupo de «expertos desconocidos». Los investigadores consideran que la crisis en la que estamos inmersos se debe a una «falta de deliberación», pues la disponibilidad de información no es suficiente para la toma de decisiones, la deliberación es necesaria para evaluar las consecuencias de ciertas decisiones y evitar que solo tome acción la «multitud boba». Los expertos consideran que medios como Faceook o Twitter sirven para coordinar movilizaciones de corto plazo, pero no para la toma de decisiones.
Otro de los problemas a enfrentar es que el Estado-Nación resulta tener una capacidad muy pequeña para enfrentar problemas globales, pero al mismo tiempo es demasiado grande para los problemas locales, por tanto tal vez la tecnología nos lleve a resolver este tema considerando que en grandes ciudades con más de 20 millones de habitantes se realimentan las redes sociales y se pueden crear ciudades mucho más inteligentes.
Con información de:
http://elpais.com/elpais/2012/03/15/opinion/1331811901_336964.html