Un equipo de científicos de la Facultad de Medicina de Icahn del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York, Estados Unidos, ha desarrollado un modelo de investigación con moscas de la fruta, que permite explicar la relación entre enfermedades como la obesidad y la diabetes, con ciertos tipos de cáncer. Además se logró detener el avance del cáncer utilizando una combinación de pyrvinium, AD81 y acarbosa
Ross Cagan, profesor de Biología Regenerativa y del Desarrollo en Monte Sinaí, manifiesta que «Utilizando nuestro modelo de mosca de la fruta, descubrimos cómo los tumores superan la resistencia a la insulina en el cuerpo y utilizan la disfunción metabólica en su beneficio». Bajo esta perspectiva, bloquear el azúcar de la dieta y su actividad en las células tumorales puede reducir el riesgo y el avance del cáncer.
Estudios previos mostraban una fuerte correlación entre las enfermedades metabólicas y distintos tipos de cáncer como pancreas, mama, hígado y colon, pero no se podía identificar cómo los tumores logran crecer de forma tan agresiva en un entorno que no les proporciona la energía de la glucosa.
Pero Ross cagan identificó en su estudio que los niveles altos de azúcar actúan en conjunto con los oncogenes Ras y Src, elevando la sensibilidad a la insulina específicamente en las células tumorales. Se produce además un aumento de la señalización de una vía importante denominada Wingless/Wnt, que incrementa mucho más la sensibilidad a la insulina en las células tumorales.
Con estos datos específicos, los investigadores se abocaron a identificar drogas que permitieran bloquear la actividad de los oncogenes Ras/Src, Wingless/Wnt y la glucosa. Se logró bloquear el proceso utilizando un compuesto denominado AD81, utilizado en tratamientos para la diabetes y permite detener el Ras/Src y la muerte celular que causa; se utilizó pyrvinium para inhibir la señalización Wingless/Wnt y Acarbosa, que bloquea la conversión de azúcar en glucosa.
el doctor Cagan resaltó que el azúcar activa los oncogenes en el tumor, que luego promueve la sensibilidad a la insulina, «lo que significa que exorbitantes niveles de glucosa en la sangre se vierten en el tumor, sin tener otro lugar adonde ir en el cuerpo resistente a la insulina». El investigador resaltó que los tres fármacos utilizados logran detener la actividad se señalización y el crecimiento tumoral, sin afectar a las otras células del organismo.