Un estudio desarrollado por la doctora Linda Oude-Griep, y publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition, pone en duda que la fruta pueda ayudar a reducir la presión sanguínea. Estudios anteriores de largo plazo demuestran que el consumo de frutas y verduras ayuda a reducir la presión, pero Oude-Griep pone en duda el papel específico de la fruta.
La doctora Oude-Griep, de la Facultad de Salud Pública del Imperial College de Londres, realizó un estudio tomando en cuenta la alimentación de 4.680 hombres y mujeres de mediana edad que fueron seleccionados al azar en China, Estados Unidos, Japón y Reino Unido. Para este estudio los pacientes informaron lo que habían comido los dos días previos y se les tomó la presión durante tres semanas consecutivas.
Se calculó el consumo promedio de frutas y jugos de fruta en gramos por cada 1.000 calorías de alimentos ingeridos. Los habitantes de Estados Unidos consumían solo 52 gramos de frutas, o el equivalente a media manzana, por cada mil calorías, mientras que en China se consume alrededor de 68 gramos. Al considerar solo a Japón y a China se identificó que las medidas de presión aumentaron con el consumo de frutas, aunque la variación fue casi imperceptible.
Opiniones en contra
El doctor Walter Willett, jefe del Departamento de Nutrición de la Facultad de Salud Pública de Harvard, consideró que este estudio solo considera un día de alimentación, con lo cual no se obtiene un registro adecuado de la alimentación de las personas. Por otro lado el doctor indicó que estudios previos podrìan resultar más confiables, porque en dichos análisis se hizo un seguimiento de largo plazo de la alimentación de los pacientes.
Adicionalmente Willet indicó que los jugos de fruta contienen gran cantidad de azùcares de rápida absorción que contrarrestan algunos beneficios del consumo de fruta.
Por su parte la doctora Martha Grogan, cardióloga de la Clínica Mayo, indicó que este estudio no debería disuadir a las personas de consumir frutas, ya que muchos otros estudios demuestran que son parte de una dieta saludable, y deberían incorporarse en la dieta, al igual que las verduras.
FUENTE: The American Journal of Clinical Nutrition.