Las personas que consumen pollo frito, papas fritas, carnes procesadas y ensaladas de hojas verdes casi todos los días tienen alrededor de un 30 por ciento más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV), en comparación a las personas que raras veces consumían esos alimentos. Estos son los resultados de un estudio publicado por la Universidad de Alabama.

Gracias a este estudio se identificó que las personas de los estados del sur de Estados Unidos suelen tomar como cena precisamente ese tipo de alimentos, sobre todo entre la población negra, lo cual constituye un dato importante, considerando que los miembros de esa raza presentan mayor riesgo de ACV que los blancos. Además el estudio explica porqué la región sur de EEUU es conocida como «el cinturón del accidente cerebrovascular».

Entre el 2003 y 2007 realizaron encuestas sobre alimentación entre más de 20 mil personas en los 48 estados de EEUU, considerando la frecuencia de consumo de 108 bebidas y comidas. Los investigadores mantuvieron contacto e hicieron seguimiento de los pacientes que consumían carnes fritas y procesadas hasta el 2012 para determinar la tasa de ACV que se presentaba entre esas personas.

Suzanne Judd, epidemióloga nutricional del departamento de bioestadística de la Universidad de Alabama, directora de este estudio, indica que gracias a la investigación se identificó un «patrón sureño». Judd y sus colegas hallaron que las personas de Arkansas, Luisiana, Mississippi, Alabama, Georgia, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Tennessee, Delaware, Michigan e Illinois eran las mayores consumidoras de la dieta sureña.

Los investigadores indicaron que los alimentos con alto contenido de sodio y grasa pueden aumentar el colesterol y la presión arterial respectivamente. Además la dieta en la que abunda la comida frita suele eliminar de la diera alimentos ricos en potasio como los tomates, melones y aguacates, que pueden contrarrestar los efectos del sodio.

Se identificó además que las personas que se adherían a un tipo de dieta solían comer otros alimentos que se podían agrupar en cinco patrones dietéticos: la dieta sureña, que consistía de carnes fritas y procesadas, verduras de hojas y té helado endulzado; la dieta de conveniencia, conformada por pasta, pizza y comida mexicana y china; la dieta dulce, rica en postres y refrigerios endulzados; la dieta basada en plantas, rica en frutas, verduras y legumbre; y la dieta de ensalada y alcohol.

Hacia el 2012 se identificó que aquellas personas que se adherían más a la dieta sureña tenían mayor riesgo de ACV, sobre todo entre la población negra, por ser más sensible al efecto del sodio, y una pequeña cantidad de ese elemento puede incrementar significativamente la presión arterial de ese grupo racial.

Los investigadores indicaron que el impacto de la dieta sureña se mantuvo incluso después de considerar factores como la falta de ejercicio o los fumadores. Desde luego los especialistas indicaron que si una persona hace más ejercicio y deja de fumar puede reducir su riesgo de ACV en forma dramática.

Estos resultados fueron presentados en la reunión anual de la Asociación Americana del Accidente Cerebrovascular (American Stroke Association), en Honolulu, y se consideran preliminares hasta su publicación en una revista médica.