El porcentaje de población anciana está creciendo en Europa, es por ello que se deben adoptar políticas que ayuden a los países de la Unión europea (UE) a brindar servicios que garanticen una buena calidad de vida para sus ciudadanos. De acuerdo a los datos proporcionados por los doctores Alan Sinclair y Leocadio R. Mañas, el 20% de pacientes con diabetes en España son ancianos, y a pesar de esto, este segmento de la población cuenta con información muy limitada acerca de su enfermedad. Para ayudar en el abordaje de esta enfermedad se han publicado las Guías Europeas de Diabetes en Mayores (European Diabetes Working Party for Older People. 2011 Clinical Guidelines for Type 2 Diabetes Mellitus) y se espera que estos documentos ayuden reducir el impacto que tiene la diabetes en personas adultas, considerando que recientes estudios revelan que esta enfermedad duplica el riesgo de padecer demencia o depresión entre los ancianos.
Leocadio Rodríguez-Mañas, coordinador de la Red Temática de Investigación Cooperativa en Envejecimiento y Fragilidad (Reticef) considera que resulta más complicado manejar casos de diabetes en ancianos en comparación con pacientes jóvenes, además los objetivos trazados para tratar la enfermedad se deben cumplir en un plazo limitado de tiempo. Estas limitantes obligan a realizar más investigaciones para dar un adecuado tratamiento a aquellos ancianos que padecen diabetes en la UE. Rodríguez-Mañas señala que no es posible aplicar el mismo tratamiento para un paciente diabético adulto que a un anciano que padece la misma enfermedad. Por ejemplo, los ídices de glucemia que se recomiendan para la población adulta no pueden ser aplicados a la población de ancianos porque implicaría ciertos riesgos para ellos.
Para evaluar las necesidades específicas de los ancianos se ha iniciado un estudio de intervención multifactorial en pacientes ancianos con diabetes (MID-Frail), promovido por la Unión Europea y coordinado en España por Rodríguez-Mañas. Con los resultados obtenidos en este estudio se podrán obtener nuevos objetivos clínicos de glucemia y presión arterial adaptados a la población de ancianos, para brindar mejores recomendaciones en torno a la nutrición, control y prevención de las hipoglucemias.
Fuente: DiarioMédico.com