Podríamos pensar que la misma cantidad de dos alimentos distintos nos ayudarían a saciar nuestra hambre de igual forma, pero Maite Zudaire, especialista en nutrición, señala que la capacidad de un alimento para saciar el hambre depende de sus componentes y otros factores como la consistencia, la forma en que fue cocinado y el grado de cocción. Sentirse satisfecho con la comida es una sensación subjetiva, pero los alimentos ayudan a obtener esa sensación de satisfacción con mayor o menor facilidad.
Los alimentos influyen de diferentes formas en la sensación de saciedad de una persona, depende de la cantidad ingerida, la consistencia de los alimentos o la forma en que fueron cocinados. Son diversos los factores que contribuyen a lograr la sensación de saciedad, pero se ha logrado establecer ciertos parámetros que permiten medir el nivel de satisfacción logrado con los alimentos. Los especialistas han creado un «índice de saciedad» que procura medir la capacidad de los alimentos para calmar el hambre.
El ìndice de saciedad de un alimento varía de acuerdo a la forma en que se consume, por ejemplo, podemos comer una naranja, pero no se obtiene el mismo índice de saciedad si comemos la naranja, que si optamos solo por beber el zumo.
Zudaire indica que la cocción de los alimentos modifica incluso la estructura físico-químicas de las moléculas de los alimentos, y por tanto altera su capacidad para calmar el hambre de las personas. Dependiendo de la forma en que ha sido preparada una comida puede permanecer más o menos tiempo en el estómago. Depende también de las características propias del alimento, por ejemplo Una manzana pelada tiene menor cantidad de fibra que el mismo fruto con cáscara, por tanto permanecerá menor cantidad de tiempo en el estómago y por tanto sacia menos.
Otro factor que influye es el volumen. Se tiene pruebas que indican que a igual ingesta calórica los alimentos con mayor volumen permanecen más tiempo en el estómago incrementando la sensación de saciedad. Una recomendación de los doctores es tomar dos vasos de agua antes de ingerir los alimentos para incrementar la sensación de saciedad.
El modo en el que se han cocinado los alimentos también influye: El calor modifica las proteínas del huevo o la carne, permitiendo una mejor digestión de esa clase de alimentos. Además es posible lograr que las macromoléculas de almidón, abundantes en ciertos alimentos, se transformen en moléculas más pequeñas y digeribles como oligosacáridos. Por otro lado cuenta la especialista que mientras más se tenga que masticar un alimento, mayor tiempo permanecerá en el estómago y extenderá por tando la sensación de saciedad.
En la cara opuesta de la moneda encontramos a personas que dependen de complementos químicos para sentirse satisfechos, frente a esos métodos la investigadora aseguró que el uso de pastillas resulta inútil. La doctora indicó que sentir la sensación de saciedad es un mecanismo que implica respuestas biológicas, físicas y mentales. Procurar sentirse lleno la mayor parte del tiempo para perder peso no resultaría efectivo, porque solo se está afectando uno de muchos factores externos y es necesario involucrar al paciente en el cuidado de su dieta diaria y la modificación de sus sus hábitos alimenticios para cuidar de su salud en el largo plazo.