La obesidad se ha transformado en una epidemia en los países desarrollados y la prevención debe partir de una planificación de largo plazo que contemple la intervención en escuelas. Las intervenciones escolares logran un adecuado impacto en la población infantil por la llegada que se puede lograr hacia los niños y el entorno familiar. Investigadores del departamento del movimiento y ciencias del deporte de la Universidad de Ghent, en Bélgica, realizaron una revisión sistemática de ensayos para el proyecto HOPE, para identificar las mejores estrategias mixtas para reducir la obesidad, que fueron aplicadas a niños de primaria y secundaria en la Unión Europea.
Para identificar los estudios más relevantes se realizaron búsquedas en PubMed, Web of Science, CINAHL, la Cochrane Library y MD Consult, entre 1990 y el 2007. Se realizó una selección de estudios de cualquier tipo, en los que se describieran intervenciones escolares dirigidas a la prevención primaria de la obesidad y sus complicaciones. Todas los estudios debían incluir necesariamente componentes de actividad física y alimentación saludable. Se identificaron 11 estudios que cumplieron con los criterios establecidos por los investigadores, seis de estos estudios fueron realizados en escuelas primarias, y cinco en escuelas secundarias.
Se tomaron en consideración diversas medidas de evolución, agrupadas en cuatro categorías: a) Las medidas relacionadas con la obesidad (teniendo en cuenta el índice de masa corporal, los pliegues cutáneros, y similares), b) Las medidas relacionadas con la dieta (ingesta de grasas, frutas y vegetales); c) estadísticas individuales de actividad física; y d) Las medidas asociadas con factores conductuales (actitudes, conocimiento y apoyo social).
El informe final de la investigación reveló que al combinar una estrategia educativa y ambiental enfocada a lograr un equilibrio entre los dos extremos de la ecuación del balance energético (relacionado a la ingesta y gasto energético) se logran efectos importantes y duraderos. También se identificó que entre los niños y adolescentes las intervenciones educativas personalizadas aplicadas por computadora, en las aulas, resultaron de mayor efectividad que el uso de un programa genérico.
Las intervenciones ambientales podrían incluir actividad física organizada durante los recesos e incrementar los espacios y el tiempo dedicados a realizar actividad física, mejorando además la disponibilidad de alimentos saludables en la escuela y restringir los alimentos poco saludables.
Artículo original:
School-based interventions promoting both physical activity and healthy eating in Europe: a systematic review within the HOPE project ( www.hopeproject.eu ). De Bourdeaudhuij I, Van Cauwenberghe E, Spittaels H, y colaboradores. Obesity Reviews 2011; 12(3):205-16.