hugh-by-celanth-flickrNumerosos estudios e investigaciones han demostrado que existe una relación entre el bienestar psicológico y la mortalidad tanto en poblaciones sanas como entre pacientes aquejados por algún mal. Los resultados de estas investigaciones determinaron que el bienestar psicológico tiene un efecto protector sobre la mortalidad, adicionalmente se descubrió que la afectividad positiva  tiene también un efecto significativo en  las salud de las personas.

La Organización Mundial de la Salud OMS ha lanzado recomendaciones en torno a la necesidad de incorporar a una alimentación sana e incorporar alguna  actividad física que ayude a evitar o retardar la manifestación de enfermedades cardiovasculares, diabetes Tipo 2. osteoporosis , cáncer al colon o complicaciones de salud asociadas al sobrepeso y la obesidad.

El estrés se ha convertido en un problema de salud pública no sólo en Estados Unidos, donde el 43% de los adultos sufre esta enfermedad, sino en el mundo. Según el doctor Paul Rosch, presidente del American Institute of Strees, un estado de tensión nerviosa prolongada puede tener efectos en los niveles de muerte temprana y envejecimiento.

Desde 1920 el neurólogo y fisiólogo norteamericano, Walter Cannon descubrió que cuando un organismo tiene  miedo o se enfrenta a una emergencia, su cerebro responde  activando el sistema nervioso simpático. Cuando esto sucede, el ritmo cardíaco y la respiración se aceleran, la sangre abandona los estratos superficiales de la piel y se dirige a  hacia los músculos proveyéndoles una mayor cantidad de oxígeno. Todo esto capacita al organismo a responder ante la emergencia ya sea luchando o huyendo.

El endocrinólogo austriaco Hans Selye en su investigación, va más allá y plantea que cuando un estado de emergencia se prolonga produce una respuesta más compleja llamada el Síndrome de Adaptación General y que causa daños al organismo, principalmente a causa de la elevación de la adrenalina y hormonas corticosteroides secretadas por las glándulas adrenales.

Investigaciones en laboratorios han demostrado que los animales mueren cuando son sometidos a condiciones de estrés continuo.

En los seres humanos, dicen los fisiólogos,  se produce una situación similar porque cuando el estrés sobrepasa ciertos límites, se afectan numerosos órganos de nuestro cuerpo  al igual que nuestra capacidad mental y el sistema inmunológico.

En situaciones normales las células de nuestro organismo, emplean alrededor del 90% de su energía en actividades metabólicas dirigidas a la renovación, reparación y creación de nuevos tejidos, lo que se conoce como metabolismo anabólico. Sin embargo, en situaciones de estrés, esto cambia drásticamente pues en lugar de actividades de renovación, reparación y creación de tejidos, el organismo se dedica a  enviar cantidades excesivas de energía a los músculos y el cuerpo cambia a un Metabolismo catabólico. Las actividades de reparación y de creación del cuerpo paralizan y el organismo comienza a descomponer los tejidos en busca de energía que necesita con urgencia.

Los antiguos humanos tenían que enfrentarse a situaciones adversas para conseguir alimento o protegerse de los animales salvajes, pero estas eran momentáneas Hoy en día en cambio, en la moderna sociedad, los cambios se han dado en forma tan veloz que no ha permitido un proceso de adaptación. Ahora el hombre se enfrenta a situaciones más complejas por lo tanto el mecanismo del estrés se activa no tanto a causa de peligros momentáneos sino a causa de estados emocionales prolongados o que se repiten a diario, como problemas en el trabajo o trabajar bajo presión constante. En estas circunstancias  la adrenalina, el cortisol y otras hormonas que son secretadas pueden comenzar a causar grandes daños a nuestro organismo.

Entre esos daños se registra fatiga, destrucción de los músculos, diabetes, hipertensión. Úlceras, pérdida del deseo sexual, aumenta la susceptibilidad a las enfermedades y se generan daños a las células nerviosas.

Todos coinciden en que el bienestar psicológico reduce el estrés, la ansiedad y los sentimientos de depresión y soledad. La actividad física reduce el riesgo de muerte por enfermedad cardíaca o accidentes cerebrovasculares, de enfermedades cardiovasculares o cáncer de colon. A mayor bienestar psicológico, menor riesgo cardiovascular.

Los doctores Chida y Steptoe del grupo de psicobiología del departamento de epidemiología y salud pública de la Universidad de Londres, realizaron una revisión de ensayos, recopilando información  de más de 52 mil sujetos logrando separar la muestra en población sana y enfermos. Tras el análisis de datos los investigadores llegaron a la conclusión que el bienestar psicológico redujo el riesgo de mortalidad tanto en poblaciones sanas como enfermas. El beneficio protector sobre la mortalidad resultaba más evidente en personas mayores de 60 años.