Se ha generalizado el hábito de consumir suplementos vitamínicos para prevenir determinadas enfermedades crónicas como el cáncer. La vitamina E ha sido considerada como un reductor del riesgo de cáncer de próstata a partir de un estudio publicado en 1994, aunque recientemente se ha puesto en duda la efectividad de esa vitamina para reducir el riesgo de cáncer. A través de un estudio con un seguimiento promedio de ocho años se investigó si la suplementación con vitamina C y E lograba reducir el riesgo de contraer cáncer de próstata, y se llegó a la conclusión que ninguna de las dos vitaminas antes mencionadas consiguen reducir el riesgo de padecer cáncer.

A través del Physicians´ Health Study II (PHS II), «Estudio sobre la Salud de los Médicos II», una indagación masiva sobre las condiciones sanitarias de los profesionales médicos adultos de los Estados Unidos se procuró determinar si la ingesta prolongada de suplementos vitamínicos C y E ejerce alguna influencia sobre el riesgo a sufrir algún tipo de cáncer, sobre todo en los casos de cáncer de próstata. Se invitó a más de un cuarto de millón de médicos estadounidenses a participar de este estudio. Se seleccionaron a 18.763 pacientes que participaron del PHS I y se invió a afiliados de la Asociación Médica Americana a participar del estudio. Se logró reclutar a 14.641 participantes varones con una edad promedio de 64,3 años y se identificaron a 1307 participantes que habían registrado antecedentes de cáncer.

Se dividió a los participantes en cuatro grupos, el primero recibió una combinación de vitamina C y vitamina E, el segundo recibió vitamina C activa y un placebo de vitamina E, el tercero recibió un placebo de vitamina C y vitamina E activa y un cuarto grupo sólo recibió placebo. Como medidas de evolución se tomó en cuenta la aparición de cáncer prostático o cáncer colorectal. al terminar el seguimiento se registraron 1943 casos confirmados de cáncer de los que 1008 eran cánceres de próstata.

Tras observar a los pacientes por ocho años se llegó a la conclusión que ni la vitamina E ni la C ejercieron efecto alguno significativo sobre la aparición de cancer colorectal, de pulmón o cualquier otro. La estratificación por diferentes factores de riesgo tampoco mostró cambios significativos para ningunas de las dos suplementaciones ensayadas.

Dirigir correspondencia a: Dr. J.M. Gaziano, Brigham and Women´s Hospital, 1620 Tremont St., Boston, MA 02120, USA.