Reflexiones sobre la calidad del Sena tras los Juegos Olímpicos

Los Juegos Olímpicos de París 2024 han dejado un legado importante, no solo por las competencias deportivas, sino también por el impacto medioambiental que han generado. Uno de los aspectos más críticos fue la natación en aguas abiertas en el río Sena, un río que ha sido considerado impracticable para el baño desde 1923. La preocupación por la calidad del agua se convirtió en un tema central durante el evento, destacando los desafíos enfrentados por los triatletas y la urgencia de mejorar la situación.

La situación actual del río Sena

El Sena, que recorre 777 kilómetros al norte de Francia, ha estado bajo estricta vigilancia debido a su historia de contaminación. La calidad del agua se ha deteriorado considerablemente, especialmente durante las lluvias intensas, cuando el sistema de alcantarillado combinado, que data del siglo XIX, se satura. Esto provoca que las aguas residuales no tratadas se viertan directamente en el río, aumentando de manera alarmante la concentración de bacterias fecales como E. coli.

La región de París, con una población de 12,3 millones de habitantes, enfrenta desafíos únicos en la gestión de sus aguas residuales. En momentos de tormenta, la escorrentía que arrastra contaminantes como metales pesados, pesticidas y heces de animales se suma a la carga del río, comprometiendo aún más su salubridad.

Inversiones y estrategias para la limpieza

En respuesta a esta problemática, las autoridades han lanzado un ambicioso plan de limpieza que ha costado alrededor de 1.400 millones de euros desde que París fue elegida como sede olímpica. Este plan no solo busca facilitar la natación en el Sena durante los Juegos, sino que pretende mejorar la calidad del agua a largo plazo. Se han realizado inversiones significativas en plantas de tratamiento y en la construcción de embalses, como el de Austerlitz, para interceptar la escorrentía de las lluvias y reducir el volumen de aguas residuales que llegan al río.

Dos jóvenes adultos saltan de un muelle de madera para nadar en un río.
Nadar en el Sena no debe ser un privilegio de unos pocos días, sino una actividad cotidiana para todos los parisinos.

A pesar de estos esfuerzos, la calidad del agua durante las pruebas previas a los Juegos generó preocupación. Las lluvias intensas en julio elevaron los niveles de bacterias a cifras alarmantes, lo que obligó a cancelar varias competiciones. Este tipo de eventos resaltan la necesidad de monitoreo constante y de tecnologías avanzadas que puedan ofrecer información en tiempo real sobre la calidad del agua.

La importancia del monitoreo

Para garantizar la seguridad de los atletas, fue crucial contar con sistemas de monitoreo efectivos. La empresa Fluidion, por ejemplo, está desarrollando dispositivos que permiten medir la calidad del agua de manera continua, proporcionando datos instantáneos que son vitales para la toma de decisiones. La implementación de este tipo de tecnologías podría marcar la diferencia en el futuro, permitiendo que más días sean aptos para la natación en el Sena.

Un futuro esperanzador

La ambición de las autoridades es clara: quieren que los parisinos y turistas puedan disfrutar del Sena no solo durante los Juegos, sino durante muchos años más. Se han planteado la apertura de zonas de natación permanentes en el río, lo que implicaría no solo un cambio en la percepción del Sena, sino también un impulso a la biodiversidad. Desde 1990, el número de especies de peces en el Sena ha aumentado significativamente, lo que indica que los esfuerzos de limpieza están dando frutos.

Conclusión

La seguridad y la salubridad del Sena representan un desafío, pero también una oportunidad. Ahora que los Juegos Olímpicos de París 2024 han concluido, el trabajo conjunto entre las autoridades, los científicos y la comunidad es más crucial que nunca. La capacidad de disfrutar de un río que ha sido una parte integral de la vida parisina podría no ser solo un logro deportivo, sino un símbolo de una ciudad comprometida con la sostenibilidad y la salud medioambiental. La meta está clara: nadar en el Sena no debe ser un privilegio de unos pocos días, sino una actividad cotidiana para todos los parisinos. A medida que miramos hacia el futuro, el mundo observará cómo París enfrenta este reto, inspirando a otras ciudades a seguir su ejemplo.

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Fuente: 

Paris 2024 Olympics: is open-water swimming in the Seine safe?

No, la limpieza del Sena para los Juegos Olímpicos 2024 no fue un fracaso