Diversos estudios muestran que hay cada vez menos insectos. Su desaparición puede afectar a la agricultura, a la ciencia y a todo el equilibrio del ecosistema.
Cuando paseamos por el campo ya no vemos tantos grillos, saltamontes, luciérnagas y chicharras como antes. Más que nostalgia, es una realidad que está relacionada con los cambios en los ecosistemas, y con la desaparición de muchos insectos.
El catedrático de Zoología de la Universidad de Murcia (España), Juan José Presa, asegura que el hecho de no ver un insecto, antes presente, representa el descenso real de la cantidad de insectos en el entorno. Este profesor es también coautor de muchos estudios que demuestran la disminución de los artrópodos.
Un estudio realizado por la Unión Europea junto con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) revela que prácticamente un tercio de las especies de ortópteros analizadas (grillos, saltamontes, etc.) están amenazados, y algunas están en peligro de extinción.
La Sociedad Entomológica de Krefeld, en Alemania, ha explicado que las investigaciones de campo que realizan están encontrando un menor número de insectos. Desde 1989, se percibe una disminución del 80%.
La principal causa de esta disminución, diagnosticada por muchas investigaciones, es la de los cambios sistemáticos del hábitat. El uso de insecticidas también es responsable de la desaparición de las abejas. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recuerda que las plantas necesitan los insectos para la polinización y, por tanto, para reproducirse y proliferar.
Las entidades científicas advierten de las consecuencias de estas extinciones: la fauna invertebrada actúa como controladora de plagas y es alimento esencial para muchos seres vivos como las aves, las larvas, las moscas o las avispas. El cambio puede ocasionar efectos en diferentes ecosistemas, como son los agrarios y los forestales.
Un mundo sin insectos
¿Qué puede pasar en un mundo sin insectos? Los pequeños animales son fundamentales para muchos campos como la agricultura y la ciencia. Por ejemplo, la abeja es la principal polinizadora del planeta. Las plantas dependen de ellas para mantener los cultivos. Además de las abejas, otros animales como los pájaros y las lagartijas cumplen con esta función. Pero toda la diversidad de la fauna se ve amenazada si una especie se extingue.
También en el campo científico los insectos ayudan con moléculas para la producción de medicamentos: antibióticos, antisépticos, antivirales y antitumorales, como explica Óscar Soriano, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) de España.
Los profesionales interesados en capacitarse para el estudio y la preservación ambiental pueden optar por la Maestría en Gestión y Auditorías Ambientales, patrocinada por FUNIBER.
Fuentes:
Adiós a los insectos de tu infancia
Un mundo sin insectos: Un peligro de primer orden para la Tierra
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