Al comer un kilo de carne usted podría estar liberando en la atmósfera 335 kilos de dióxido de carbono (CO2) y es que un reciente estudio demuestra que algunos países emiten una gran cantidad de contaminantes en su proceso de producción de carne, las cifras arriba indicadas corresponden a Brasil, pero de acuerdo al estudio realizado por Kurt Schmidinger y Elke Stehfest, incluso en países como Holanda, consumir un kilo de carne sería equivalente a liberar 22 kilos de CO2 o recorrer 111 kilómetros en auto.
La investigación conjunta realizada por la Universidad de Viena y la PBL Netherlands Environmental Assessment Agency, ha permitido introducir mejoras en el método de evaluación del ciclo de vida (LCA por sus siglas en inglés) para la alimentación, que hoy está publicado en el Journal of Life Cycle Assessment.
Los nuevos parámetros para calcular el impacto de la producción de carne, toma en cuenta el área utilizada, además de las emisiones resultantes de la producción de alimentos. Para la producción de carne se deben talar grandes extensiones de bosques para poder sembrar pasto o soya que sirva de alimento al ganado. Se debe tener en cuenta que la producción industrial de carne ocupa enormes áreas en las que la vegetación de la zona no puede volver a crecer.
Teniendo en cuenta la pérdida de vegetación, el nuevo método para el LCA considera el área utilizada para la producción de carne como una «el potencial perdido de capturar dióxido de carbono» y lo añade al balance de emisiones producidas en el proceso de crianza del ganado.
Considerando los contaminantes producidos en la crianza de animales se logró determinar que la menor producción de CO2 se alcanzaba en los criaderos de pollo en Holanda, donde se produce 6,2 kilos de CO2 por cada kilogramo de carne.
De acuerdo a Kurt Schmidinger, geofísico y científico de la alimentación, la ganadería industrial genera problemas que tienen un impacto directo sobre la seguridad alimentaria global, la contaminación del agua, la erosión de la tierra, entre otros problemas relacionados a la salud y el medio ambiente.
Schmidinger considera que los alimentos basados en vegetales tienen un menor impacto sobre el planeta y su producción tiene menores puntuaciones de CO2. En este nuevo estudio se pudo identificar que el proceso de fabricación de un kilo de tofu produce 3,8 kilogramos de CO2 (equivalente a recorrer 19 kilómetros en auto), y obtener un kilo de tempeh produce 2,4 kilos de CO2 (equivalente a recorrer 12 kilómetros en auto).