Dos terremotos, uno de 8.6 grados y otro de 8.1 grados paralizaron a los ciudadanos de Indonesia el pasado 11 de abril. Ambos terremotos activaron las alarmas de tsunami en todas las ciudades bañads por el océano Indico y el terror se apoderó de los pobladores de la región al revivir, durante intensos minutos, el escenario de pánico que se vivió en el año 2004, cuando un tsunami arrasó la región matando a más de 230 mil personas. En esta ocasión se han reportado cinco muertos, y se lanzaron dos alertas de tsunami que movilizaron a los pobladores de las costas de India, Tailandia, Malasia, Sri Lanka, Singapur, Australia y Bangladesh, e incluso en zonas más alejadas como África. El terremoto de 8.6 ocupa el puesto 19 entre los más grandes registrados desde 1900.
Los científicos aseguran que este movimiento telúrico resulta muy particular, porque se ha originado en una falla tectónica de orientación horizontal, razón por la cual no se originó un tsunami. Los investigadores aseguran que cuando se produce un movimiento horizontal de las fallas, no se desplazan grandes cantidades de tierra y rocas, a diferencia de los terremotos de movimiento vertical, que son el origen de tsunamis como el que sufrió la región en el 2004. Otro de los aspectos que asombra a los científicos es el hecho de que estos sismos de orientación horizontal tuvieran una intensidad tan elevada, porque usualmente este tipo de movimientos tiene una intensidad mucho menor. Se han reportado además once réplicas tras el terremoto inicial.
El epicentro fue localizado a 33 kilómetros de profundidad, a unos 495 kilómetros de Banda Aceh, una de las regiones que fue muy afectada por el tsunami del 2004.
Medios de comunicación locales informaron que en la zona no había electricidad y el pánico llevó a los pobladores a movilizarse rápidamente a lugares elevados, ocasionando atascos en las carreteras que conducían hacia lugares considerados como seguros. Se emitieron alertas de tsunamis en toda la región y entidades como el Centro de Alerta Temprana de Tsunamis de la India recomendaron a los pobladores de las zonas costeras dirigirse a zonas altas del interior, mientras que a los barcos que se encontraban navegando en la zona se les recomendaba dirigirse hacia aguas más profundas.
El impacto entre los ciudadanos ha sido mínimo, porque la población ya estaba preparada para enfrentar un fenómeno similar al tsunami del 2004. Después de esa fecha el gobierno se preocupó por desarrollar leyes de construcción en las que se establecía específicamente que los edificios construídos debían ser antisísmicos; adicionalmente, casi toda las ciudades costeras del océano Indico han desarrollado sistemas de alerta temprana que permiten movilizar a la población advirtiendo de una potencial amenaza a través de sirenas, mensajes por SMS, y redes sociales, permitiendo a las personas huir hacia zonas seguras durante y después de un sismo.