La_blasco-soja-flickrDe acuerdo al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, el año pasado se convirtió en etanol una cantidad equivalente a la que se utilizaría para alimentar a unas 330 millones de personas por un año. El etanol obtenido se utilizó para alimentar los motores de miles de autos en ese país, hecho que plantea muchas interrogantes sobre la correcta distribución de alimentos en el mundo, considerando que unas 60 mil personas mueren a diario a causa del hambre, de acuerdo a los datos proporcionados en el III Foro Europeo de Desarrollo Rural.

La cantidad de grano utilizado equivale al 25% del total de los cultivos de granos en Estados Unidos. Hoy, con 200 destilerías en todo el país, la cantidad de granos procesados como combustible se ha triplicado desde el 2004. Pero aún si se decidiera utilizar todo el grano del país para producir etanol, sólo se podría producir el 18% del total de combustible que se requiere en Estados Unidos.

La preocupación surge ahora entre los especialistas de la industria, porque al desatarse una feroz competencia entre los productores resulta muy difícil desacelerar la producción de biocombustibles, cada vez se incrementará la cantidad de cultivos que son reemplazados para obtener granos destinados a las destilerías de biocombustibles. Una situación similar se vive en países como Brasil o Indonesia, donde se acusa a la industria de producción de biocombustibles de alentar la deforestación.

Deforestación global
En Indonesia, organismos no gubernamentales de Alemania como Watch Indonesia!, Rettet den Regenwald e. V., Dachverband der Kritischen Aktionärinnen und Aktionäre, entre otras, firmaron una declaración conjunta en la que manifiestan: «¡No llenemos nuestros tanques con diesel destructor de bosques! Un amplio grupo de organizaciones ambientales y de derechos humanos rechazamos la introducción de carburantes de aceite de palma a costa de los ecosistemas de bosque».

«Los biocombustibles se están convirtiendo rápidamente en la principal causa de deforestación en países como Indonesia, Malasia y Brasil», declaró en una nota de IPS Simone Lovera, coordinadora administrativa de la no gubernamental Coalición Mundial por los Bosques, con sede en Asunción. «Les llamamos ‘diesel de deforestación», agrega Lovera.

Si la intención era obtener combustibles más limpios, entonces estamos cometiendo errores en algún punto de la cadena de producción, porque en el proceso se está recurriendo a la tala y quema de bosques, para ganar terreno para el monocultivo de variedades que se puedan explotar en la industria de biocombustibles. La tala y quema incrementa las emisiones de CO2, incluso en mayor cantidad que la producida por los automóviles. Los monocultivos empobrecen la tierra y a largo plazo favorecen el proceso de erosión, se estima que para la recuperación de tierras agrícolas en zonas tropicales y templadas se requiere de 500 años para renovar 2.5 centímetros de suelo.

Ganancias o hambre
En Estados Unidos, el mayor productor de granos del mundo, los precios de los granos de maíz, trigo, arroz y soya se han triplicado entre el 2006 y el 2008 a medida que se incrementaba la demanda de granos. El presidente Bush animó a los granjeros de su país a incrementar la producción de granos en un 500% para el 2017. Hoy los precios de granos están estrechamente vinculados al precio del petróleo, esta tendencia ha afectado el mercado de granos y ha incrementado el hambre en el mundo. En el 2009 alcanzamos a nivel global la increíble cifra de mil millones de personas padeciendo de hambre y desnutrición.

Lester Brown, director del Earth Policy Institute, asegura que «al derivarse más alimentos a la industria de combustibles, de la forma en que es hoy ordenado por el estándar de combustibles renovables del gobierno federal de Estados Unidos, solo conseguirá incrementar la tendencia de hambruna mundial. Con el subsidio de la producción de etanol que bordea los 6 mil millones de dólares cada año, los ciudadanos que pagan impuestos están, en efecto, subsidiando el incremento del precio de los alimentos a nivel mundial».

La recesión mundial redujo los precios de los granos, pero esos precios aún se mantienen por encima del promedio que mantuvieron en el largo plazo, durante las décadas anteriores.

Riesgos a futuro
Los productores de etanol afirman que la tecnología y las innovaciones actuales les permiten producir grano de forma que no tengan que elegir entre comida o combustible, en opinión de Tom Buis, presidente ejecutivo del grupo Growth Energy. Pero los ciudadanos aún pagan con sus impuestos un subsidio a la producción de etanol que alcanza los 6 mil millones de dólares al año, de modo que la transformación de comida en combustible continuará mientras la ley de Estados Unidos contemple el subsidio.

Deberíamos reflexionar sobre los métodos que estamos utilizando para explotar recursos como el agua y la tierra; también debería evaluarse nuevas formas de distribuir los alimentos a nivel global, considerando que a largo plazo la escacez de agua y alimentos podría llevarnos a conflictos sociales de enormes dimensiones.

Con información de:
http://www.nextgenpe.com/news/food-into-fuel/