El modelo de desarrollo norteamericano comienza a ser copiado por otros países del globo. Pero ¿qué pasa cuando el consumismo se establece como el modo de vida de más de mil millones de personas? La población de China representa poco más de la sexta parte de la población mundial y si el consumo de bienes industrializados y el sueño del auto propio se establecen como ideal de progreso para esta población, se generaría un enorme problema ecológico. De hecho, China está entre los países que aportan la mayor cantidad de contaminantes al planeta y aún es considerado un país con una economía en desarrollo. Entidades internacionales han dado la voz de alerta, pero las autoridades chinas han tildado las críticas de hipócritas y reclaman que el pueblo chino «tiene derecho a la prosperidad».
La WWF ha anunciado que la huella ecológica de China es 20% superior a lo que el planeta puede soportar. Li Ling, representante de la WWF en China, explicó que si todo el mundo consumiera recursos en forma comparable a lo que China consumió en el 2007, requeriríamos 1,2 planetas. Pero cabe considerar también que de acuerdo a estimaciones del reporte Living Planet, si todos en el planeta consumiéramos recursos de la misma forma que los ciudadanos de Estados Unidos requeriríamos 4,5 planetas para el 2030; además, se debe tener en cuenta que la población de Estados Unidos equivale a la cuarta parte de la población de China.
De acuerdo a la especialista, el crecimiento de China es muy rápido y «no es sostenible». Pero China no es el único país que está creciendo económicamente, India, un país que cuenta con más de mil millones de habitantes, también está copiando el modelo norteamericano y está aumentando rápidamente su producción de desechos. ¿Estamos alimentando un modelo económico suicida al no contemplar el equilibrio medioambiental como un factor más dentro del ciclo de producción (y desecho) de bienes materiales?
James Leape, director general de la WWF considera que para el planeta es «crucial» que China resuelva problemas como las emisiones de dióxido de carbono o el desarrollo urbano, una problemática que debería resolver en colaboración con los Estados Unidos, porque ambos países son los mayores generadores de contaminación en el planeta.
De acuerdo al informe presentado por la WWF, los ingresos per cápita se han multiplicado por 50 en las últimas tres décadas, algo que ha ido acompañado de una rápida industrialización, un mayor desarrollo de las ciudades y la intensificación de la agricultura, generando un «incremento de la presión en la naturaleza». El crecimiento económico y el incremento de oportunidades de trabajo ha generado un rápido crecimiento de las ciudades, a finales del 2009 el 46,6% de la población de China vivía en zonas urbanizadas.
Los ojos del planeta están sobre las autoridades chinas y se reclama mayor acción en el área de medio ambiente. Sin embargo, las autoridades de Pekín manifiestan que en los próximos acuerdos para reducir emisiones contaminantes debería exigirse mayor responsabilidad a las naciones ricas y permitir que los países en vías de desarrollo sigan creciendo sin obstáculos.
Las autoridades chinas indican que el incremento de consumo de recursos y energía en ese país se debe en gran parte al aumento de industrias que permiten fabricar bienes baratos que se exportan a todo el mundo, por tanto las acusaciones por el incremento de emisiones resultan hipócritas.