(Boletín Funiber 04 – 2009) Se ha comprobado que el alperujo (residuo orgánico de la producción de aceite de oliva) reduce la contaminación de suelos con hidrocarburos. La investigación es llevada a cabo por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), y este descubrimiento presenta sendas soluciones para la gestión del alperujo y de los suelos que presentan polución por triclorortileno.

En la cuenca mediterránea, la producción de aceite de oliva es una de las principales actividades económicas y en esa zona se genera una cantidad considerable de residuos orgánicos tóxicos. Solo en la región de Andalucía se estarían produciendo cerca de tres millones de toneladas de alperujo al año. Un descubrimiento como el logrado por el CSIC permitiría descontaminar los suelos, al mismo tiempo que se logra neutralizar al alperujo como factor contaminante.

Para lograr transformar los desechos de las plantaciones de aceite de oliva en un anticontaminante, el alperujo es tratado previamente por vermicompostaje, es decir a los desechos se les añade una especie de lombrices llamadas Eiseina Fetida. Las lombrices permiten aumentar el tamaño y la biodiversidad de las bacterias presentes en el residuo, de esta forma se eliminan los componentes tóxicos y el desecho se transforma en un tipo de abono.

Los estudios del Consejo de Investigaciones Científicas ha confirmado que este proceso será de gran ayuda para evitar la contaminación de suelos, ya que en sólo un mes logra reducir el 30 por ciento de hidrocarburos en la tierra y reduce el riesgo de polución de los acuíferos. Esta investigación se ha realizado únicamente en laboratorio, pero se debe extender ya que los hidrocarburos, sobre todo el tricloroetileno, son los contaminantes químicos más resistentes a la biodegradación.