(Boletín Funiber 01 – 2009) Según un informe de la ONU, en 1992 Ciudad de México, era la urbe más contaminada del mundo. Gracias a las acciones emprendidas por el Gobierno se logró reducir algunas de las emisiones más contaminantes en un 75%. Actualmente, los niveles de contaminación en el aire de la capital mexicana son inferiores a los de ciudades como Beijing, El Cairo, Nueva Delhi y Lima, mientras la calidad del aire en al menos otras 30 ciudades contiene más partículas tóxicas, entre ellas Barcelona y Praga.

Adrian Fernández, jefe del Instituto Nacional de Ecología de México (www.ine.gob.mx), considera que por sus particulares características, el Distrito Federal (DF) de México es una «fábrica perfecta» de contaminación. Rodeada por montañas y volcanes, a unos 2.230 metros de altura (7.300 pies) sobre el nivel del mar, en la capital de México, el combustible se quema de manera menos eficiente, emitiendo por ello más partículas sin utilizar y aumentando peligrosamente la toxicidad del aire.

Estudios médicos han demostrado que los contaminantes en el aire causan irritaciones en ojos, nariz y garganta, complicando la situación de personas afectadas por enfermedades respiratorias, al mismo tiempo que incrementa la tasa de mortalidad infantil y de la población en general.

La lucha contra la contaminación del aire en México se inicia en 1971, pero las normas ecológicas establecidas no se vigilaron en forma adecuada y esta situación originó los niveles históricos de contaminación que se registraron a principios de la década de los 90.

México tomó como modelo a la ciudad de Los Angeles y se empezaron a promover mecanismos legales y cambios que favorecieron un esquema ambiental con mayor preocupación por la ecología. Se incentivó el uso de gasolina sin plomo, uso de convertidores catalíticos en vehículos nuevos, cesaron las operaciones de una refinería y se estimuló el cambio hacia gas natural en plantas de energía en las que se venía utilizando petróleo. Además se trasladaron varias fábricas fuera de la ciudad.

En el DF de México, se ha establecido además un programa en el que se ha decretado una medición obligatoria de emisiones contaminantes y un sistema de control en el que se prohibe la circulación de automóviles con ciertas características durante un día a la semana. Este programa de control ha sido repetido en ciudades del mundo como Beijing, Bogotá, Seúl, Santiago, Sao Paulo, y otras urbes, y gracias a este plan se inhabilita para circular al menos a 320 mil vehículos cada semana.

Ahora capitales como Beijing, El Cairo, Nueva Delhi y Lima presentan mayores niveles de contaminación que el DF de México, según el Banco Mundial. Pero tras la eliminación de los contaminantes más visibles, el DF enfrenta otro problema ambiental, pues una nube de ozono cubre esta urbe, y los niveles de este gas excenden los niveles de seguridad el 97% de los días del año.

Ahora se están realizando nuevos esfuerzos por reducir aún más la contaminación. La ciudad de México anunció que se realizarían inversiones por tres mil millones de dólares para el 2012, para ampliar el alcance del transporte público, y alcanzar reducir las emisiones contaminantes. Las autoridades de México se han planteado alcanzar hacia el 2012 una reducción de 12% en la emisión de gases que producen efecto de invernadero, y promover el uso de transporte público, que hoy constituye el 82,5% de todos los viajes diarios de la población.

Fuente: www.eltiempo.com (07-01-09)