(Boletín Funiber 01 – 2009) Mientras los países en desarrollo han acelerado el paso y comienzan a adoptar medidas para paliar los efectos del cambio climático, los países ricos se mantienen aún en una fase de letargo que no les ha permitido tomar una participación más activa durante la última Cumbre sobre el Cambio Climático en Poznan.
Las propuestas de algunos países en desarrollo suenan alentadoras. México se ha comprometido a reducir sus emisiones hasta en un 50% hacia el 2050, mientras que Brasil lanzó una propuesta para reducir la deforestación en su país en un 70% en el 2018. «Pero los países ricos no reaccionaron», consideró Barry Coates, responsable de la ONG Oxfam.
El entusiasmo en la reunión además se vio impulsado por la aprobación en Bruselas de un plan en el que los 27 países miembros de la Unión Europea (UE) asumen compromisos para reducir sus emisiones de gases de efecto de invernadero en un 20% respecto a los niveles de 1990.
Finalmente, más de doce mil delegados y ministros de Medioambiente de 150 países, han iniciado labores para concluir el año con la firma de un nuevo acuerdo internacional para luchar contra el calentamiento global, y extender así el alcance de las medidas adoptadas en el protocolo de Kioto
Escasa cooperación
Tras días de arduas negociaciones entre los países de la UE y los países en desarrollo del G77, se llegó a un acuerdo para facilitar el acceso de los países menos desarrollados económicamente a un fondo destinado al financiamiento de políticas y proyectos que les permita responder a los efectos del cambio climático a las naciones del G77. Para agilizar esta medida, se autorizó al Consejo de Administración del Fondo de Adaptación a responder directamente a las peticiones de financiamiento de los países, eliminando la burocracia internacional.
Pero incluso esta medida resulta insuficiente. Los países miembros del G77 esperaban que se incrementasen las contribuciones al fondo, pues hasta el momento del acuerdo resultaban ínfimas, pero este deseo encontró oposición entre los países más ricos. «Simbólicamente es una señal de no cooperación y pesará en las conciencias durante el 2009», consideró un delegado. «La cooperación norte-sur ha retrocedido», agregó.
Las organizaciones ecologistas lamentaron que el plan europeo no incluya compromisos financieros con los países en desarrollo, y que la negociación bajo el apoyo de la ONU no gane fuerza. «Incluso si los progresos parecen dolorosamente lentos (…) creo que las razones de tener esperanza y de ser optimistas son más importantes que las razones de dudar y desanimarse», manifestó Al Gore, ex vicepresidente estadounidense y premio Nobel de la Paz .
Fuente: www.eltiempo.com (16-12-08).