(Boletín Funiber 05 – 2009) Un insecticida organoclorado ha causado la muerte masiva de ganado vacuno en la ciudad de Guichón , en Uruguay. El incidente ocurrió cuando una avioneta fumigadora sufrió un desperfecto durante el vuelo derramando una cantidad de endosulfán sobre un campo de pastoreo. Este accidente ocasionó la intoxicación y posterior muerte de 50 terneros, además de la de cientos de peces, ofidios y aves del ecosistema de la zona.
Lo notorio de este incidente es que el insecticida está clasificado por la Agencia para el Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA) y la Unión Europea como altamente peligroso. Es decir el endosulfán es catalogado como un contaminante orgánico persistente, tóxico para todo tipo de organismo, y que se puede extender a largas distancias.
Asimismo, el endosulfrán ocasiona trastornos de neurotoxicidad, problemas hematológicos, afecciones físicas congénitas, retrasos mentales e inclusive muertes en trabajadores y pobladores rurales. Además, dicho insecticida es persistente de manera que puede permanecer en el suelo por más de un año.
Por todos estos motivos, la Unión Europea ha prohibido la comercialización y utilización de endosulfán. Sin embargo, en Uruguay este producto es muy utilizado para los cultivos de soja. A pesar que la Unión Europea vedó el insecticida por su alta toxicidad y porque no se podía garantizar el uso seguro del mismo; en muchos países de Latinoamérica se continúa con su uso.
Lamentablemente tiene que suceder accidentes como el ocurrido en Guichón o quizás desastres en el que el perjudicado sea el hombre, para prohibir la venta y uso de productos tan malignos.