(Boletín Funiber 12 – 2008) A pesar de que las emisiones de gases de efecto de invernadero se mantienen bajas en América Latina y el Caribe, los gobernantes de esos países tendrán que idear estrategias para hacer frente a los fenómenos naturales causados por el cambio climático. De acuerdo a cálculos realizados por el Banco Mundial (BM) cada desastre relacionado con tormentas, sequías o inundaciones cuestan en promedio el 0,6 por ciento del producto bruto interno de los países que son afectados.
Laura Tuk, directora del Departamento de Desarrollo Sustentable del Banco Mundial, alerta que si la frecuencia de los desastres naturales aumenta de uno cada cuatro años, a uno cada tres años, se podría reducir el producto bruto interno por habitante y por década hasta en un dos por ciento en la región. La situación resulta más preocupante al encontrarnos en medio de una turbulencia financiera global, en la que los recursos financieros resultan más escasos. Tuk estima que la economía de los países del Caribe podría sufrir pérdidas de 6.000 millones de dólares hacia el 2050 al hacer frente a gastos de producción costera y atender industrias como el turismo, la industria farmacéutica y la pesca.
Estas cifras fueron dadas a conocer duante un foro celebrado en la sede del Congreso legislativo mexicano, que congregó a 77 legisladores de la región en una ronda de charlas auspiciada por el Banco Mundial, la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (COM ), la Organización Global de Legisladores para el Equilibrio Ambiental (Globe) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Tuk reconoció que América Latina tiene una «baja contribución» de gases causantes del efecto de invernadero, pero debido a que los cambios afectan a todo el planeta, los países de la región necesitarán medidas para permanecer en una ruta de alto crecimiento económico, a la vez que se mantiene un nivel bajo en las emisiones de carbono.
En los próximos cinco años, la isla caribeña de Jamaica necesitará entre 1,000 y 2,000 millones de dólares para desarrollar energías renovables y eliminar progresivamente el uso de combustibles fósiles. «Necesitamos fondos para tomar medidas contra el cambio climático y los recursos son escasos», manifestó el legislador jamaiquino Noel Arscott. Por otro lado, El Salvador necesita 130 millones de dólares para ejecutar proyectos de agua y saneamiento ambiental.
Esta reunión se celebra en vísperas de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en la ciudad polaca de Poznan. Durante esta conferencia se evaluará el cumplimiento de los compromisos adquiridos con la firma del protocolo de Kyoto, tratado que entró en vigencia en el 2005 y obliga a los países industriales a reducir las emisiones de gases que producen el efecto de invernadero. Estados Unidos se retiró de este acuerdo en el 2001 a pocas semanas del inicio de la presidencia de George W Bush.
Los países de América Latina y el Caribe han sido afectados por el cambio climático con un incremento de la temperatura de 0,1 grados centígrados durante la década pasada. Países como Brasil, Paraguay y Uruguay fueron afectados por huracanes e inundaciones, mientras que en el sur de Chile, el sudoccidente de Argentina y el Perú se vieron azotados por la sequía.
De acuerdo al informe del Banco Mundial, los efectos a largo plazo en la región tendrán como consecuencia la desaparición de glaciares, la expansión de enfermedades tropicales, la destrucción de biodiversidad y ecosistemas –como mantos de coral y selvas tropicales–, la caída de la producción agrícola y la devastación de la infraestructura costera.
El escenario resulta funesto para el sector agrícola de la región. Se estima que en América del Sur la productividad agrícola podría caer entre 12 y 50 por ciento para el 2010 dependiendo si el cambio climático se da en forma modesta o severa, mientras que en México entre un 30 y 85% de las haciendas podrían experimentar una pérdida casi total de productividad.
Cabe resaltar que América Latina y el Caribe poseen más de 33 por ciento de la biomasa forestal del mundo, 50 por ciento de las selvas forestales y 65 por ciento de biomasa forestal tropical. Las exportaciones agrícolas de la región equivalen al 12 por ciento del total mundial y estaactividad concentra en esa región al tres por ciento del empleo agrícola del globo.
El informe revelado por Tuk indica que la región se está moviendo hacia un esquema de desarrollo en el que se incrementarían las emisiones de dióxido de carbono por cada habitante. Las estimaciones indican que los gases de invernadero por consumo de energía crecerían 9,5% para el 2015 y alrededor de 33% para el 2030.
El Banco Mundial propuso a la región establecer una «arquitectura internacional» en materia de cambio climático y de políticas internas para adaptarse a los efectos de ese fenómeno y explotar las oportunidades de mitigación. Tuck sugirió «mecanismos viables para permitir el apoyo financiero a políticas que reduzcan la deforestación y la degradación del suelo, así como esquemas de comercio de carbono que promuevan la energía hidráulica y la reducción de barreras comerciales a los biocombustibles».
Fuente: www.ipsnoticias.net (24-11-08).