Cáncer de piel en adultos mayores: cómo evoluciona su carga global y qué esperar hasta 2050

El cáncer de piel es el cáncer más frecuente a nivel mundial y se clasifica en melanoma cutáneo y cáncer de queratinocitos, donde el carcinoma basocelular y el carcinoma escamocelular concentran la mayor carga clínica y epidemiológica. Su tratamiento supone un importante coste sanitario, especialmente en países de ingresos altos. En paralelo, el envejecimiento poblacional ha desplazado el perfil epidemiológico hacia un mayor peso de las enfermedades crónicas, y el cáncer de piel no es la excepción. Estudios recientes con datos globales revelan que la carga en personas de 65 años o más ha crecido de forma sostenida, con diferencias marcadas por sexo, región geográfica y nivel sociodemográfico. Comprender los patrones espaciales y temporales más actuales es clave para orientar políticas, optimizar la prevención y anticipar las necesidades asistenciales de aquí a 2050.

Panorama actual del cáncer de piel en la población mayor

Las personas mayores presentan tasas estandarizadas por edad de incidencia y prevalencia notablemente superiores a las de la población general. Este incremento sostenido parece responder a la suma de riesgos acumulados a lo largo de la vida, en particular la exposición intermitente e intensa al sol desde etapas tempranas, el incremento en los procedimientos de cribado y biopsia que favorecen el aumento de la incidencia. Además, la calidad y la cobertura de los sistemas de notificación pueden estar influyendo en las tendencias observadas. En 2021, la carga fue especialmente alta en varones y en regiones con niveles elevados de desarrollo sociodemográfico, lo que sugiere la interacción de factores conductuales, ambientales y de acceso a servicios sanitarios.

Cómo se llevó a cabo el análisis

Las estimaciones globales y regionales entre 1990 y 2021 se obtuvieron a partir de la base de datos del Estudio de la Carga Mundial de Enfermedad 2021, siguiendo las directrices STROBE para estudios observacionales. Se evaluaron incidencia, prevalencia, mortalidad y años de vida ajustados por discapacidad, una medida sintética que integra años de vida perdidos y años vividos con discapacidad. El análisis incorporó el índice sociodemográfico, que combina ingresos, educación y fertilidad, para explorar desigualdades entre países y regiones. 

Desigualdades por sexo, región y nivel de desarrollo

Las diferencias por sexo fueron notorias. En las últimas décadas, el aumento en hombres superó al observado en mujeres, en consonancia con un menor uso de protección solar y mayor exposición a actividades al aire libre, tanto laborales como recreativas. Por otro lado, las mujeres con melanoma pueden mostrar resultados más favorables, posiblemente asociados a efectos hormonales sobre la respuesta inmunitaria. A escala geográfica, Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos concentraron una carga especialmente alta, patrón coherente con la literatura. Los países con índice sociodemográfico elevado reportaron mayor incidencia y prevalencia, favorecidos por una combinación de factores ambientales, conductuales y capacidad diagnóstica. La radiación ultravioleta se mantiene como el factor de riesgo modificable más importante, y los cambios en el ocio, incluida la exposición solar prolongada o el uso de cabinas de bronceado, han contribuido a la tendencia ascendente del melanoma en períodos recientes.

Un adulto mayor aplicándose protector solar para evitar el cáncer de piel.
En los últimos años, se ha observado un mayor incremento en el número de hombres que en el de mujeres, debido a un menor uso de protección solar y una mayor exposición a actividades al aire libre.

¿Qué esperar hacia 2050?

Las proyecciones sugieren que la incidencia y la prevalencia del cáncer de queratinocitos seguirán aumentando, con un incremento esperado en la carga del carcinoma basocelular. En contraste, la mortalidad y los años de vida ajustados por discapacidad asociados al carcinoma escamocelular y la carga del melanoma podrían disminuir. De hecho, se anticipa una caída marcada de la prevalencia estandarizada por edad del melanoma hacia 2050, impulsada por la disponibilidad y eficacia de terapias sistémicas modernas, desde tratamientos dirigidos hasta inmunoterapias, que han mejorado de forma notable la supervivencia. Aun así, el cáncer de queratinocitos podría ocasionar más muertes que el melanoma a escala global si se mantienen las tendencias actuales. Con el 80% de la población mayor residiendo en países de ingresos bajos y medios para mediados de siglo, fortalecer la prevención primaria gana relevancia estratégica.

La fotoprotección y la educación desde edades tempranas, junto con el diagnóstico oportuno, pueden mitigar la acumulación de daño actínico. En edades avanzadas siguen siendo útiles, reducen nuevas lesiones y facilitan un manejo más conservador. Dado que el diagnóstico en mayores suele producirse en etapas más avanzadas y con mayor fragilidad funcional y cognitiva, la coordinación entre geriatría y dermatología es esencial, lo mismo que la participación comunitaria para superar barreras de acceso.

Implicaciones finales

Estos hallazgos sugieren que las políticas públicas deben priorizar la prevención de la exposición UV, reforzar estrategias de cribado sensibles a la edad y garantizar el acceso a terapias efectivas, en particular en regiones con alta carga y en varones mayores. La planificación debe considerar la demografía, las desigualdades por nivel de desarrollo y la necesidad de modelos de atención integrados que contemplen comorbilidades y apoyo social. Invertir hoy en educación sanitaria, fotoprotección y capacidad diagnóstica permitirá contener la carga futura y mejorar resultados clínicos en una población que envejece con rapidez.

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Fuente: Burden of Skin Cancer in Older Adults From 1990 to 2021 and Modelled Projection to 2050