No hay ninguna organización en una empresa donde los empleados no respetan la jerarquía, pero también es cierto que un empleador autoritario e irrespetuoso destruye cualquier entorno de trabajo. Sea en una empresa multinacional o una pequeña empresa, si no hay una buena relación de trabajo entre el empleador y el empleado, el trabajo se ve afectado.
A pesar de todo el estrés de la vida cotidiana, la gente necesita aprender a dividir la vida personal de la profesional, y sobre todo debe aprender a no traer problemas personales al trabajo, porque esas situaciones nunca terminan bien. Tanto empleador como empleado deben saber lo que va mal y arreglarlo.
Buscar el equilibrio
Tratar con la gente es siempre un reto. Encontrar la dosis correcta del liderazgo es la clave para mantener un equipo unido, activo, motivado e interesado en el trabajo.
Al ser demasiado amistoso, usted, como líder, pierde la voz de mando, es decir, la cabeza se convierte en uno más de los empleados, no a alguien que tiene el poder de tomar decisiones. Al poco tiempo, pierde autoridad frente a sus hombres.
Por otro lado, al ser demasiado autoritario, se termina creando enemigos y creando un terrible ambiente de trabajo y se mantiene a sus empleados cada vez más lejos de la gerencia.
El respeto y el miedo: el fin de las exageraciones
Recuerde que nada en exceso es positivo. Por lo tanto, adopte con su equipo una relación de compañerismo, confianza, dejando, sin embargo siempre las posiciones muy claras. No abuse de su poder, pero no permita que invadan su espacio. De lo contrario, el juego se invierte y su autoridad será puesta a prueba.
Sea solidario y divida las tareas, muestre a sus subordinados que usted también está con ellos. Además, no permita que el respeto de los empleados por usted se convierta en miedo. Que haya respeto: la regla es escuchar y ser escuchado.
No abuse del poder y respete a los otros colegas son dos funciones clave para las buenas relaciones dentro de una empresa.