Es muy común olvidarse de los cumpleaños, la contraseña, la tarjeta de créditoo muchos otros detalles. Nos hemos dado cuenta de que el estilo de vida agitado puede poner en peligro nuestra capacidad para recordar. Debido a las muchas tareas que realizamos para operar en modo automático, haciendo varias cosas a la vez y dedicando poca atención a las actividades realizadas. Te invito a conocer un poco sobre la memoria y cómo podemos hacer para mejorarla.
La memoria puede ser considerada como un lugar de almacenamiento y representación de los acontecimientos, lo que constituye un área importante en las actividades de los individuos, que es utilizada para hacer deducciones, comparaciones y razonar. José Lino Bueno, profesor de la USP, tiene una interesante definición de lo que es memoria:
“Un conjunto de procedimientos para manipular y entender el mundo, teniendo en cuenta la experiencia del contexto actual e individual, la recreación del mundo a través de acciones de la imaginación. Lo que se almacena es un resumen interpretativo de todas nuestras experiencias pasadas. La capacidad de las neuronas para transformarse mediante la adaptación de su estructura con el contexto, esto sería apoyar el funcionamiento de la memoria “.
Trabajo sobre los mecanismos de la memoria y el cerebro humano muestra que la complejidad de la memoria humana es mucho mayor que cualquier otro animal estudiado, y su rendimiento se activan de forma diferente en cada persona. El rendimiento de la memoria humana depende de la combinación de la maduración nerviosa, el contexto, la atención de la demanda y los aspectos emocionales y motivacionales de la tarea realizada.
Otro experto en la memoria, Iván Izquierdo afirma que la complejidad de la memoria humana es una mayor participación por el lenguaje, por la modulación de sentimientos, emociones y estados de ánimo.
Más importante que las definiciones generales, para entender la memoria es esencial saber que los procesos que implican la adquisición, almacenamiento y recuperación de cada tipo de memoria. Para ello, el primer paso es saber que hay varios tipos de memoria que se relacionan con la forma de la “memoria” que utilizamos. Las clasificaciones se establecen en función de la duración, la función y el contenido de cada uno. Considere lo siguiente:
Los registros sensoriales: Se caracterizan por la retención de información por parte de uno de los órganos de los sentidos de unas pocas décimas de segundo. La información percibida no es transformada por completo y es volátil. No se trata de memoria en el sentido estricto, porque no hay almacenamiento o tratamiento. Sería un “bloc de notas”.
Memoria a corto plazo o de trabajo: Se Se refiere a un conjunto de procesos que permiten almacenar la información durante el tiempo necesario para realizar una acción, por ejemplo, retener un número de teléfono, mientras se escribe. Tiene una capacidad limitada de almacenamiento sin que se formen archivos de largo plazo. Sería una especie de “dirección central”.
Memoria de largo plazo: cuando hay series de eventos almacenados y todo el conocimiento que un individuo ha acumulado puede ser recuperado y generar un recuerdo en cualquier momento.
La capacidad de memorizar puede encadenar procesos en el sistema de reconocimiento, reconstrucción y recuperación, sufriendo variaciones de individuo a individuo. A pesar de la existencia de varios modelos que explican el funcionamiento de la memoria y muchos estudios en busca de la región del cerebro donde se encuentra, muchas preguntas han intrigado a los investigadores y aún no tienen respuesta.
Lo importante es saber que podemos mejorar nuestra capacidad de memorizar. Comer adecuadamente, hacer ejercicio, dormir bien y reducir el nivel de estrés son las actitudes fundamentales que todos ya conocemos. Aliados de estos comportamientos básicos son el fitness cerebral y los ejercicios específicos para mejorar la memoria.
Carla Correa, una experta psicóloga, especialista en PNL (Programación Neuro-Lingüística), dice que el secreto para tener una buena memoria es ejercitar el cerebro, lo que muestra que siempre hay una nueva manera de hacer la misma cosa. Ella enseña un poco de ejercicio aparentemente simple, pero que aporta un gran beneficio para la memoria. Vea algunas de ellas:
Utilizar el reloj en un brazo distinto
Caminar de espaldas dentro de la casa
Vestirse con los ojos cerrados
Recordar los acontecimientos vividos durante el día
Hacer caminos diferentes para llegar al trabajo o la escuela
Siendo diestro, ejercítese pegando objetos con su mano izquierda. O viceversa
Hacer crucigramas.
La especialista dijo que pequeñas lagunas de memoria no son preocupantes. Esto significa que “se están dividiendo su atención y hacer demasiadas cosas en automático, por lo que las neuronas son poco estimuladas y se tornan perezosas.” La memoria es nuestra historia guardada bajo siete llaves! Está en nuestras manos para mejorar nuestra capacidad de recordar y tener una vida mejor.
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