Es común ver a diario casos de explotación y prostitución infantil. La deficiente educación va acompañada por un alto índice de analfabetismo. La distribución desigual de la riqueza es impresionante, la cantidad de víctimas producto de la violencia, los incendios forestales, la deforestación del Amazonas y el calentamiento global es exorbitante. Los problemas, que no son pocos, ya no son vistos como responsabilidad de «unos» y ahora son preocupación de todos. Es así que en los últimos años viene creciendo la preocupación y exigencia de las personas por una nueva postura del medio empresarial, que por mucho tiempo resumía sus objetivos en maximizar las ganancias sin tener en consideración a la sociedad desde el punto de vista de los derechos económicos sociales y principalmente considerando el aspecto ambiental.
Para muchos puede ser una moda, una oportunidad de marketing y promoción de productos y servicios, pero para otros es una estrategia deliberada de sostenibilidad. La Responsabilidad Social Corporativa (RSE) ha ido ganando terreno poco a poco, y cada vez tiene mayor relevancia para los negocios – ya sea por la presión del mercado, o porque la empresa abraza el espíritu de una nueva consciencia. Pero el concepto de RSE ha evolucionado y se ha acercado a la idea de la sostenibilidad, pero ha sido confundida por las empresas, organizaciones sociales y la comunidad en general, como mera filantropía o marketing social. Enfoque que resulta errado, por no tomar en cuenta una visión amplia, incorporando a muchos otros agentes sociales y por ello las empresas sólo se limitan a realizar acciones de corto plazo que no serían suficientes para resolver los males sociales.
Responsabilidad Social Corporativa es el proceso de reflexión que deriva en la preocupación de las organizaciones por los impactos que sus actividades pueden generar para la sociedad en su conjunto. Tiene como principio la ética y la transparencia en las relaciones con sus inversionistas (partes interesadas), va mucho más allá de una postura políticamente correcta, y exige actitudes socialmente responsables de sus proveedores, accionistas, inversionistas, autoridades públicas, respetando las diferencias,difundiendo acciones de educación y preservación ambiental, como la implementación de una logística inversa. Una política de RSE promueve el bienestar y calidad de vida de los colaboradores, clientes, y el bienestar de toda la comunidad..
Por lo tanto, una empresa socialmente responsable, más allá de satisfacer las necesidades de su entorno externo, pasa a difundir sus valores a lo largo de toda la cadena en la que se insertan sus actividades – evaluando y la promoviendo una cultura organizacional estimulante, agradable – y, especialmente, comprendiendo y estableciendo la RSE como pilar del desarrollo sostenible y estratégico del negocio.
Según una investigación realizada por el IPEA (Instituto de Investigación Económica Aplicada) la participación del entorno empresarial en el área social se incrementó del 59% en el 2000 al 69% en 2004, registrándose aproximadamente 600 000 empresas que operaban en algún tipo de actividad social, lo que demuestra un crecimiento significativo, pero puede y debe ser mejorado. Michael Porter, el gurú de la estrategia, cree que las empresas que tendrán éxito en el futuro serán aquellas que tienen la responsabilidad corporativa como un punto estratégico en su gestión. {Es importante tener en cuenta que se requiere madurez para entender que de nada sirve gastar millones, si no Se realiza un seguimiento adecuado, dedicación y evaluación de cómo la inversión está dirigida a aspectos sociales, ambientales o culturales, analizando los resultados que se obtuvieron mediante la evaluación de los beneficios y la búsqueda de la mejor manera de manejar estos recursos.
De este modo, mediante la combinación de las prácticas socio-ambientales y las estrategias de negocio, la organización puede no ser capaz de resolver todos sus problemas – después de todo, es un trabajo duro y de largo plazo – pero con su participación activa va a ganar más que el marketing institucional, ganará mayor satisfacción, motivación y compromiso de sus empleados, la lealtad del cliente, la consolidación de una imagen positiva y, en consecuencia, el reconocimiento de los consumidores, llegar a nuevos mercados y contribuir a la preservación de los recursos ambientales, además de contribuir al desarrollo cultural de todos y de las generaciones futuras.
Por tanto, es importante revisar y romper viejos paradigmas y lograr una mayor conciencia de todas las empresas en que deben transformar la responsabilidad social en una parte integral y fundamental de sus actividades. Porque, como dice Peter F. Drucker en su libro «Lo mejor de Peter F. De Drucker» – sobre la administración: «Ninguna de las instituciones existe por sí misma, y no es un fin en sí misma. Cada una es un órgano de la sociedad y es una función de la sociedad. La empresa no es una excepción. No se puede justificar la libre empresa por ser buena para los negocios, sino por ser buena para la sociedad.»