En el Mundial de fútbol de 2010, en África del Sur, se han realizado 627 saques de esquina en los 64 juegos. Los números revelan un promedio de casi 10 saques por juego, es decir, 10 posibilidades de convertirse en gol. De estos saques, el 2,3% resultan en gol, y solamente el 10,8% resultan en tiro al gol.
Las estadísticas fueron recopiladas por un grupo de investigadores de España que buscaron evidencias de la eficacia de los saques de esquina para convertir goles y concluyeron que aunque haya una clara chance de convertir, el tiro con la pelota parada muestra poca efectividad.
El estudio evaluó las variables que podrían determinar la chance de gol como la lateralidad del saque, el número de jugadores en la defensa, la manera que se saca, la trayectoria de la pelota, el tipo de marcación, el número de atacantes involucrados en la jugada, la zona de finalización y la organización ofensiva.
De todas las variables arriba, el “número de atacantes” que participaron de la jugada tuvo mayor influencia en los goles, seguido de las variables “zona de finalización” y “modo de tirar la pelota”. Por ejemplo, el estudio detectó algunos datos interesantes:
-El número de finalizaciones se incrementa cuando el tiro se hace con la misma pierna del lado de la cancha donde se realiza el saque de esquina.
-Hay más probabilidad de tiro al gol con tiros sin fase aérea, o sea, con trayectoria rasa.
-La tasa de tiros es mayor cuando la organización ofensiva es dinámica, con cambios de posicionamiento.
Los investigadores españoles realizaron un análisis de regresión logística para poner a prueba un modelo matemático, combinando las variables. Con la fórmula, se plantea predecir si una jugada de esquina tiene más posibilidad de resultar en gol. Los resultados del cálculo indican que los tiros de esquina ejecutados de forma natural, con la pelota en una trayectoria baja, involucrando a 3 o 4 jugadores que buscan el rincón opuesto del arco, tendrían el 70% de chances de ser una jugada bien finalizada.
Pero los números son indicativos, como concluyen los investigadores mismos: “la discreta capacidad explicativa lograda hace constatar la enorme complexidad que tiene un deporte como el fútbol, y la necesidad de seguir en su análisis.”
Fuente: http://revistas.um.es/cpd/article/view/199221/162371
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