La fatiga se puede considerar la grande causa de angustia y sufrimiento para las personas que han concluido un tratamiento de cáncer. Las actividades físicas podrían colaborar para reducir la fatiga y ayudar en la recuperación del paciente.
Pero ¿cuáles serían los factores para medir los efectos de los ejercicios sobre la fatiga en mujeres sobrevivientes de cáncer de mama? ¿Cómo realizar una intervención efectiva? Para buscar respuestas, investigadores norte-americanos realizaron un estudio piloto, controlado y randomizado, entre un grupo de mujeres.
Ellas presentaban cuadros de fatiga y/o disfunción del sueño, aunque ya estuviesen libres del tratamiento primario. Fueron realizados ejercicios randomizados a lo largo de 3 meses, conformados por caminada aeróbica de 160 minutos por semana y un entrenamiento de resistencia, dos veces por semana.
Además de los ejercicios, se han realizado sesiones de grupo de discusión con apoyo conductual para mejorar la adhesión a la intervención. Fueron evaluados en el inicio e final del estudio: la fatiga, las citocinas séricas, el acelerómetro en la actividad física, la aptitud cardiorrespiratoria, las alteraciones de sueño y los factores psicosociales.
Los resultados encontrados revelaron que los factores biocomportamentales (adquiridos a través de las seis sesiones de mejora de la adherencia) han tenido influencia positiva sobre la respuesta a la fatiga. Así que las conductas adquiridas en los seis grupos de discusión mejoraron, tanto la fatiga fisiológica como la psicológica, como resultado del programa de entrenamiento.
Fuente: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24212124
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