La Osteoartritis de la cadera se produce por desgaste del «cartílago articular» localizado entre la cabeza del fémur y la Copa de la cadera. La cadera, por soportar el peso del cuerpo es una zona que puede ser propensa a la aparición de esta dolencia, uno de los primeros síntomas que puede alertar sobre esta  enfermedad es el dolor o rigidez de la ingle al despertar, este dolor aumenta con el movimiento y se alivia con descanso. Cuando el cartílago se desgasta por completo los huesos rozan uno contra otro causando severo dolor.

De acuerdo a la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos (AACO), más de 30 millones de ciudadanos en Estados Unidos padecen Osteorartritis de la cadera. Esta asociación de especialistas recomienda a las personas que frente a algún síntoma que pudiera revelar el avance de una Osteoartritis de la cadera acudan a un doctor para identificar el grado de destrucción de la articulación e iniciar un tratamiento.

Las personas cuya enfermedad no está en una etapa avanzada, pueden recibir algunas terapias que incluyen algunos ejercicios para favorecer la recuperación. Los pacientes pueden recibir tratamientos como terapia física, realizar prácticas de natación o ejercicio en el agua, se puede administrar medicinas antiinflamatorias no esteroides, o el uso de un bastón. En el caso de personas obesas se recomienda perder peso y en algunos casos se recomendará que el paciente repose.

Si el desgaste está muy avanzado el doctor recomendará realizar el reemplazo quirúrgico de sus huesos por piezas de metal y plástico. Tras la cirugía será necesario someterse a sesiones de rehabilitación para recuperar la movilidad en la zona afectada.

La Dra. Marlene Fransen, de la facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad de Sydney, desarrolló un estudio para determinar si el ejercicio terapéutico resulta beneficioso para las personas con Osteoartritis sintomática de cadera. La investigadora realizó un análisis de ensayos que tuvieron como finalidad medir la reducción de artralgias o mejoría en la función articular de los pacientes utilizando ejercicios terapéuticos terrestres (no acuáticos) y comparando los resultados con pacientes que no recibieron terapias con ejercicio.

Fransen determinó que es necesario realizar estudios específicos sobre este mal, porque el tamaño muestral de los estudios encontrados en bases de datos como Medline, Embase o CINAHL no proporcionan datos suficientes para poder generar estadísticas adecuadas. Pero sus conclusiones a partir del estudio indican que la aplicación de ejercicios terapéuticos terrestres consigue un ligero alivio del dolor, pero sin mayores mejoras a nivel general.