La Evaluación de Impacto Ambiental como herramienta fundamental a incorporar en los proyectos.
La inclusión del cuidado del medio ambiente como política tanto en instituciones públicas como en organizaciones privadas, es relativamente nueva. Recién a partir de los años 70 se inicia un proceso complejo en el que se consideran factores y criterios de valoración alternativos en la toma de decisiones, dando lugar a lo que se conoce como estudios de impacto ambiental, donde se contemplan criterios de protección del entorno socio-económico y natural, que propenden a la protección del medio físico, al uso racional de los recursos y a la valoración de los aspectos sociales.
Estos y otros factores han ido adquiriendo mayor relevancia a medida que se ha avanzado en el conocimiento de las repercusiones que determinadas actividades pueden tener sobre el entorno y han dado lugar al actual concepto de desarrollo sostenible.
De aquí surgió la necesidad de plantear los proyectos bajo la perspectiva de la gestión ambiental integrada, que se puede definir como «el conjunto de acciones encaminadas a conseguir el máximo nivel de racionalidad en los procesos de toma de decisión que puedan afectar al medio ambiente o a los recursos naturales”.
Esta manera de proyectar es extensiva a todas las etapas del proyecto, y el proyectista debe prever las consecuencias de las actividades en todas las etapas proyectuales.
Los Estudios de Impacto Ambiental tienen como objetivo identificar, describir y valorar los efectos previsibles que la realización de una acción o la ejecución de una actividad producirá sobre la salud, los recursos naturales y el medio ambiente, con el objetivo de minimizarlos.
Estos se aplican a proyectos durante su fase de planificación, con el objeto de:
definir su efecto potencial sobre el medio ambiente,
incorporar las medidas correctoras de los efectos negativos ya en el propio diseño,
decidir la ubicación en zonas de menor impacto, o bien
prohibir la ejecución de los proyectos no compatibles con el medio receptor.
El análisis de estos efectos puede abordarse desde dos puntos de vista, que además son complementarios:
Planificación integrada: No se parte de localizaciones impuestas, sino que el objetivo es la búsqueda de esas localizaciones. El objetivo se cumple con la elaboración de mapas de impacto ambiental (mapa de aptitudes y mapa de impactos).
Proyecto o acción determinados: Su objetivo es precisar el impacto de las diferentes alternativas, para determinar la tecnología, la localización, etc. de menor impacto para una actividad y las vías de minimización de los impactos.
En los proyectos industriales suele realizarse este estudio sólo desde el punto de vista de las diferentes tecnologías aplicables, pero en la mayor parte de los casos la ubicación ya está decidida de antemano, con lo cual, en muchos casos, aumenta la necesidad de implantar medidas correctoras al no haberse considerado la elección de un emplazamiento óptimo.
En este contexto es importante evaluar los impactos EN TODAS LAS FASES del proyecto: Planificación – Diseño – Construcción- Operación – Desmantelamiento
En la fase de Anteproyecto o de aprobación inicial de un plan de ordenación o de un proyecto, debería incorporarse la Evaluación Preliminar de Impacto, pues tanto si ha de escogerse entre diferentes alternativas, como si se deben incluir medidas correctoras, es mucho más viable cuando la actividad está en anteproyecto que cuando el proyecto está acabado.
Santiago Brie
Licenciado en Gestión Ambiental Urbana de la Universidad de Lanús – Máster en Diseño, Gestión y Dirección de Proyectos por la Universidad de León. Miembro del Departamento de Profesores de FUNIBER. Tutor del Área de Proyectos especializados en Arquitectura y Urbanismo. Profesor e investigador de la Universidad Nacional de Lanús, Argentina.