Santiago Brie
Licenciado en Gestión Ambiental Urbana de la Universidad de Lanús – Maestría en Diseño, Gestión y Dirección de Proyectos por la Universidad de León.
Miembro del Departamento de Maestros de FUNIBER . Es tutot del Área de Proyectos especializados en Arquitectura y Urbanismo. Profesor e investigador de la Universidad Nacional de Lanús, Argentina .
Sólo uno de cada diez proyectos se materializa y perdura en el tiempo. Este número, que resulta alarmante y profundamente frustrante, es una estadística muy cercana a la realidad. La mayoría de los proyectos no llegan a buen puerto, no se materializan, no logra ponerse en funcionamiento , o incluso no se mantiene durante el mínimo tiempo estimado de vida para el que fue diseñado . ¿Y por qué es eso? ¿Por qué estas estadísticas son tan lamentables?
Obviamente, no hay una explicación única , sino una serie de errores comunes que ocurren a menudo en el desarrollo de un proyecto. La principal y más común es NO reconocer correctamente LA NECESIDAD que dan origen a un proyecto, no logrando crear un diagnóstico adecuado. Un proyecto nace cuando surge un problema o un conflicto por resolver , o cuando hay una demanda o necesidad insatisfecha, o cuando surge una oportunidad rentable . Y en todos estos casos es esencial reconocer claramente el problema o necesidad que se debe satisfacer, o la oportunidad que usted debe aprovechar. Cuando un proyecto no se establece correctamente, pierde el foco y desvía su trayectoria.
También pasa al desarrollar proyectos que nacen de ideas brillantes, pero que no cumple con ninguna otra necesidad que la de desarrollar la propuesta de su creador. En estos casos, el fracaso es casi inminente, porque este proyecto no es necesario.
El análisis de estos elementos conduce invariablemente a acercarse a los grupos de interés, y así satisfacer las necesidades de las personas, las demandas de la población, los intereses se encuentran. Cuando hablamos de proyectos públicos o privados, sociales, ambientales, económicos, turísticos o de desarrollo… sea cual fuera el tipo de proyecto que vamos a emprender, un proyectista debe saber cómo reconocer e interpretar el deseo de las personas, que va a determinar, en el largo plazo, el éxito del proyecto .
Entre otros elementos clave, también se puede identificar el objetivo del proyecto, que orienta la acción a lo largo de su vida. Aunque puede experimentar ciertos cambios en el tiempo , un proyecto que nació con un objetivo claro y conciso, tiene luz verde y la ruta sin obstáculos .
Conservar la visión a largo plazo, para definir nuestras acciones en el mediano y corto plazo, es otro motivo para que un proyecto perdure y mantenga continuidad en el tiempo.
Por lo tanto, es importante que las diferentes personas involucradas en el proyecto sepan cuáles son las metas y se comprometan con la misma. De esta forma, involucrando a los participantes, se puede contar con una mayor motivación y compromiso, lo que se traduce directamente en la capacidad de producir esfuerzos unidos, y obtener sinergias para el cumplimiento de los objetivos.
Estos pueden ser considerados sólo algunos de los elementos básicos en el arte del diseño, mas un trabajo constante de definición, redefinición y revisión de estos puntos es la base sobre la cual un proyecto puede establecer sus pilares que lo llevarán al éxito.