En los círculos de especialistas médicos por años se ha sostenido que,en pacientes diabéticos, las dietas pobres en proteínas podríanretardar la evolución de nefropatías ya declaradas. Para analizar elimpacto de una dieta baja en proteínas sobre las nefropatía, se realizóuna revisión de los registros médicos de pacientes con diabetes tipo 1y tipo 2 que fueron sometidos a dietas pobres en proteínas, comparandoluego la evolución de estos pacientes respecto a aquellos que padecíannefropatía diabética pero que no tenían restricciones dietarias.

Para realizar este análisis de datos se recopilaron estudios mediante búsquedas en MEDLINE y EMBASE/ Excerpta Medica, y en el Registro Central Cochrane de Ensayos Controlados. Entre la documentación encontrada se seleccionaron estudios con más de seis meses de duración, desarrollados con pacientes con nefropatía diabética de tipos 1 o 2. Se consideró como criterio de selección la información detallada acerca de los cambios evolutivos en los parámetros del funcionamiento renal de los pacientes. Tras extraer los datos demográficos y clínicos pertinentes, se estudiaron las principales medidas de evolución, considerando los valores de depuración de creatina, el índice de filtrado glomerular, la hemoglobina glicosilada (HbA1c), los valores séricos de albúmina, y la eventual presencia de albuminuria o proteinuria.

En base a los criterios de selección establecidos, se identificaron ocho estudios que sirvieron al análisis. A partir de la información conseguida, se determinó que los cambios en la depuración de la creatinina no fueron significativamente diferentes entre los pacientes que recibieron dietas reducidas en proteínas y aquellos que tenían una ingesta regular de este nutriente. Tampoco se registraron diferencias significativas en la evolución de filtrado glomerular entre los grupos que formaron parte de los estudios.

Se identificó que los valores de HbA1c resultaron significativamente menores entre los pacientes con una dieta pobre en proteínas, resultados similares se identificaron al analizar las concentraciones séricas de albúmina, siendo estos valores menores en los pacientes a los que se les recomendó una dieta baja en proteínas. Queda en duda el impacto de la baja ingesta de proteínas sobre la evolución de los índices de proteinuria, pues si bien la dieta suministrada logró un efecto favorable, se pudo observar una considerable disparidad entre los resultados obtenidos por los diferentes estudios.

Los especialistas a cargo de las evaluaciones llegaron a la conclusión que, en general, una dieta baja en proteínas no ofrece beneficios a la evolución de la función renal, pero sí se observan mejoras en los valores de hemoglobina glicosilada, y menores índices de proteinuria, así como una reducción en la concentración sérica de albúmina.

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Dirigir correspondencia a: Dr. Y. Pan, Division of Nephrology 3, People´s Hospital, Shanghai Jiao Tong University School of Medicine, Shanghai, China.